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Ya había pasado toda una semana desde aquel día en que mi madre me pilló en el despacho de Erin y ahora tenía también el problema de pensar el mejor regalo de cumpleaños para mi madre, algo bastante difícil ya que siempre había sido de regalarle cosas sencillas como un perfume, un bolso o un vestido y ahora pensar algo que pueda gustarle y que parezca pensado de semanas iba a ser muy difícil, pero esa preocupación pasó a segundo plano cuando el lunes por la mañana creí que al encontrarme a Miles en el instituto me explicaría las razones de porque cree que Erin haría algo así como romper su familia pero para mi sorpresa durante toda la semana se dedicó a esquivarme por lo pasillos, cada vez que veníamos en direcciones opuestas daba media vuelta y se largaba. Durante las clases se ponía lo mas alejado posible de Kenneth y de mi, ni siquiera quiso hablar con mi mejor amigo y eso solo hizo que mi enfado por haber insultado a mi novia aumentara.

Al terminar la semana lo que no me esperé después de toda una semana ignorándonos me escribiera un mensaje para quedar en la cafetería al lado de Central Park, una ambientada con la misma decoración que en la serie Friends.

Por eso ahora me encontraba allí sentado revolviendo el café humeante de mi taza verde sentado en una mesa de la esquina esperando a que el chico apareciera.

La puerta se abrió y me enderecé al ver llegar a Miles que enseguida me ubicó y se acercó a paso tranquilo y se sentó delante de mi en completo silencio. Yo tampoco dije nada, había sido el quien me citó aquí y esperaba que fuera el que dijera la primera palabra.

—Lo siento —dijo para mi sorpresa, pero no expresé ninguna emoción—. Lo que dije sobre Erin el otro día no estuvo bien, y me equivoqué.

—¿En que te equivocaste?

—En todo —expresó en suspiro—. Lo que dije sobre que ella era la amante de mi padre no era verdad, me lo dijo el domingo cuando se lo pregunté y me dijo que se lo había inventado para que mi madre no se enterara que se había liado con su mejor amiga. Por eso me pasé la semana evitándote, me avergonzada por lo que le dije.

—¿Sabes que no es a mi al que tienes que pedir disculpas no?

El asintió:—Lo sé, esperaba poder hablar con ella y disculparme.

Lo miré fijamente y me alegraba de haber recuperado a un amigo, después de esto esperaba no tener mas dramas, pero como Kenneth dice muchas veces Aiden Danner es sinónimo de problemas.

Llegamos al edificio en cinco minutos y llegamos arriba después de saluda a Muriel que también empezó a alagar a Miles y cuando no se daban cuenta le saqué una foto cuando la mujer le apretaba las mejillas como una abuela. Ya en el ultimo piso lo ultimo que me esperaba al llegar junto a Staicy era que Miles la mirara con ojos de embobado y repasara su cuerpo como un salido a punto de babearse encima.

Ella le sonrío coqueta pero no dejaba de mirarme a mi como si fuera el trozo de carne mas jugoso del mundo. Con mucha paciencia conseguí que avisara a Erin de que estaba aquí y cuando pasamos la sonrisa de los carnosos labios de mi chica se borró al instante en que vio a Miles detrás de mi cual gacela asustada.

—¿Qué hace él aquí? —bramó Erin poniéndose en pie furiosa.

—Cálmate fiera —me apresuré a llegar a ella frotando sus brazos—. Ha venido a disculparse.

Y eso hace cuando nos sentamos en las sillas al otro lado del escritorio de Erin, le pide disculpas y le explica lo mismo que me dijo a mi en la cafetería. Al principio Erin se mantiene seria y negada a perdonar pero cuando nuestros ojos se encuentran le suplico con la mirada que lo olvide ya que no me gustaría que hubiera problemas entre mis amigos y mi novia.

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