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El lunes por la mañana me vuelvo a despertar de mal humor. Sobre todo porque sigo sin tener noticias de Erin, por mucho que la llamé no me contestó ni siquiera un mensaje para darme explicaciones de porque me dejó plantado.

—Traes la cara mas fea que de costumbre, ¿que te pasa? 

—No me pasa nada —gruño arisco—. Tu cara es estúpida y no digo nada.

No tenia ganas de hablar del tema y menos con Kenneth.

—Uhh, ¿alguien no folló estos días? —intenta bromear como siempre y hoy me resulta mas molesto que nunca—. Ahora comienzas tu la racha de sequía, ¿cuantos días llevas?

—Kenneth —me planto en mitad del pasillo—. Cállate de una puta vez, no tengo ganas de aguantarte.

Dejo tirado a mi amigo y sigo mi camino a toda velocidad hacia el patio. Me meto entre los árboles y me siento en el suelo apoyándome en el muro de piedra que separa el instituto.

Me paso las manos por el pelo frustrado cuando alguien surge de entre los árboles.

—Mierda —de repente el chico tosió soltando el humo del cigarrillo que se estaba fumando—. Casi me cago vivo, pensé que eras un profesor.

No me di cuenta de que se refería a mi hasta que se paró delante de mi.

Sabía quien era. Miles uno de los ex jugadores del equipo de fútbol, lo echaron por pillarlo fumando maría en el instituto y veo que sigue haciéndolo.

Se sentó a mi lado con las rodillas flexionadas llevándose de nuevo el cigarrillo a los labios.

—¿Quieres? —preguntó extendiendo el cigarrillo hacia mi.

—¿No te expulsaran por esto?

—Es solo tabaco —dijo soplando suavemente la punta donde se avivó el fuego que consumía el tabaco.

Extendí la mano y cogí el pitillo dándole una pequeña calada. Igual que ayudaba a relajarme un rato, pero esta no es la clase de relajación que yo necesitaba en ese momento.

Aun así le di un par de caladas mas cerrando los ojos y apoyando la cabeza en el muro.

—Si necesitas relajarte, tengo algo mejor —dijo Miles y abrí los ojos para encontrarme con un cigarrillo de liar en mis narices—. Este si tiene algo bueno dentro.

Dudé cuando me lo tendió y sacó el mechero con el dibujo de una calavera, pero acepté, no creo que me fuera a morir por unas caladas.

A la primera empecé a toser, era fuerte y me ardía en el pecho. Mis pulmones se quejaron y mi corazón también cuando se golpeó contra mi pecho.

—Es de la buena —cogió el cigarrillo de mi mano y le dio una calada.

Sería buena pero el efecto me golpeó demasiado rápido y muy fuerte. Me dio vueltas todo, pero al momento se sintió bien y el malestar que tenía hace un momento comenzó a disminuir, incluso me sentía mucho mejor.

Me levanté del suelo un poco torpe y dejé a Miles fumar solo. Mi intención era ir a clase y tratar de distraerme, hasta que una figura de una mujer vino en mi dirección y mis planes cambiaron al momento de dar cuenta de quien era: Karla.

Al verme llegar se metió corriendo en el baño para evitarme, pero no debió darse cuenta de que entraba en el de los chicos.

Entré detrás de ella que puso mala cara al verme entrar.

—¿Que haces aquí? —pregunto arisca mirándome a través del reflejo del espejo.

—Es el baño de hombres —señalé los urinarios y ella hizo una mueca de asco.

Atracción ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora