Atracción ✔️

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Os amo.

N

***

Llevaba horas sentado en el ordenador después de que mamá se marchara de nuevo después de una semana.

Había pasado el máximo tiempo posible con ella después del instituto pero al terminar el fin de semana ya tenía que irse. Y al quedarme solo el domingo por la tarde me senté en el ordenador y ahí me quedé hasta que se hizo de noche y el estómago me rugió pidiendo comida. Fui hacia la nevera para buscar algo de comida y cogí los restos de comida china de ayer que comimos mamá y yo mientras jugábamos a un juego de mesa que obviamente gané yo.

Me comí todo lo que quedaba y tiré los envases vacíos antes de volver a mi habitación tirándome en la cama para dormir. Al día siguiente tenía instituto y levantarme temprano no me divierte nada. Puse la alarma y cerré los ojos.

En mitad de la noche dando vueltas en la cama me encontraba algo revuelto y el sueño iba y venía. Abrí los ojos y miré el cielo a través de las pequeñas rendijas de la persiana y la oscuridad aún reinaba sobre Nueva York. Mi estómago no dejaba de rugir y revólveres hasta que no aguanté más y corrí al baño a vomitar.

Vomité todo lo que había en mi estomago y aun así seguía teniendo ganas de vomitar mas.

Miro la hora en el reloj y son casi las siete de la mañana, no queda mucho para que suene ni alarma y me tenga que levantar para prepararme para el instituto pero mi estómago estaba en contra de eso. Antes si quiera de poder sentarme en la cama de nuevo tuve que correr de vuelta al baño a vomitar mas.

Mi garganta arde con cada arcada y me duele todo el pecho, al igual he siento gotas de sudor resbalar por mi frente.

Me echo agua en la cara y me lavo los dientes para ir a la cocina y buscar algún medicamento. Rebusco en el cajón pero ninguno me parece que vaya a ayudarme.

Me visto con el primer chándal que encuentro en el armario y cojo mi cartera y llaves de la moto para salir hacia la primera farmacia más cercana para pedirle el medicamento que sea y me alivie.

Abro para puerta para salir de casa y antes de que cierre el sonido del ascensor me avisa que alguien acaba de llegar al piso.

Mis ojos se encuentran con las zafiros oceánicos de Erin cuando el ascensor se abre y sale de el ta hermosa y encantadora con su ropa elegante de trabajo de color crema con una falda corta dejando sus largas piernas a la vista y con esos enormes tacones se ve más alta de lo normal.

—Buenos días —saluda y me regala una sonrisa al verme y mi corazón se paraliza durante un instante.

Yo como buen chico y tan educado que soy abrí la boca pero en lugar de responder mi cuerpo se dobló y mi estómago expulsó vómito al suelo reluciente de baldosas grises.

—Aiden —grita y el sonido de sus tacones repiquetea por todo el descansillo cuando corre hacia mi.

Me apoyo de la pared limpiándome la boca con la manga de la chaqueta.

—Buenos días —farfullo intentando formar una sonrisa que seguro parece más una mueca de dolor y asco.

—¿Te encuentras bien? —niego con la cabeza haciendo pucheros casi llorando del dolor que siento, sobre todo en el viente por el esfuerzo de vomitar.

Erin se acerca a mi y pone su mano sobre mi frente, su piel está fría y siento una agradable sensación cuando me toca y no puedo evitar cerrar los ojos.