Al salir de la escuela, al transcurrir un insípido día, excepto por esas situaciones y por las veces que volteaba a ver a Malena y que ella siguiese en esa postura tan fuerte, no quedó otra que dejar que fluya la cotidianidad en un día común.
Sólo que había olvidado mis días comunes.Volviendo al punto...
Al salir de la escuela, transito por mi camino de costumbre, aquel que entabla el "agarradas de la mano con Malena".
Esta vez fue distinto, pues sólo se adelantó del camino y de mis pasos,yendo más rápido y dándome la espalda, fue algo indiferente, algo que no esperaba de Malena.Puto hermoso invierno, no es lindo caminar sola en el frío, con las nubes negras y con el cielo con el azul triste si no vas de la mano con esa persona, si no está ahí, sólo se torna una nostalgia sin sentido, y ahí vas otra vez,triste y sin saber por qué.
Cuándo Malena entra a la casa fue la última palabra que me informó la frase del "Malena no va hablarte".
Y aunque la circunstancia lo ameritaba, vuelvo a decir que no lo esperaba.
Al llegar a mi casa con frío y algo entristecida, idealizaba la idea de llegar, quizás darme una ducha caliente, y después a acostarme un rato y si es que quedaran ánimos,después cenar.
Pero no sólo lo imaginaba así, sino con detalles pequeños. Cómo aquellos inquebrantables destellos de luz en situaciones oscuras, que por más que no llegan a opacar la oscuridad, da un poco de fuerza saber que están.
Me refería a mi madre,a la luz de la casa, al ruido de la tele,a mis gatas esperando a que llegue para pasar sus cuerpos por mis piernas. Pero eso sólo fue el pensamiento de una expectativa.La cruda realidad fue así: al pasar a mi casa, las luces apagadas, y la casa no con un calor acojedor, sino con un calor viejo y vacío.
Mi madre acostada, mi hermano quien sabe dónde.
Entonces, me encontré en un abismo. Aunque ya hubiera planeado lo que iba a ser, no quería así.
Así que desde ahí, cambié el principio del plan.Prendí el televisor, puse a calentar agua para tomar un té, mientras me dirigía hacia mi habitación para dejar mi mochila, al bajar las escaleras suena mi celular, pensé que era Malena, quizás quería charlar..
Pero no era un mensaje de ella, sino de Vero, diciendo si podía pasar un rato a charlar.
Decidí decirle que no me sentía bien, que necesitaba pensar unas cosas y que quería estar sola.
Insistió con la excusa de que quizás hablar nos iba aclarecer los mambos que tengamos en la cabeza.
Y no pregunten por qué, no se atrevan, pero le dije que venga...Así que agregue más agua a calentar.
Prendí la calefacción, y luego fui a la habitación de mi madre a avisarle que iba a pasar Vero, me dijo que estaba bien, no me dio mucha charla, creo que no se sentía bien, y tampoco quería molestarla mucho así que le dejé su espacio.A preparar las tazas, poner música por de bajo, y a esperar que llegue vero.