Miradas. Murmullos. Risitas. Ya estaba acostumbrada.
La mañana iba evolucionando y con ella, las burlas disimuladas de mis compañeros. Siempre que hablaban en grupo, se reían y miraban en mi dirección. A veces Ethan me hablaba y no se daba cuenta, o simplemente estaba entretenido con cualquier cosa y no prestaba atención a las miradas que a mí me estaban matando por dentro.
No sabía por qué, pero nunca me quitaba de la cabeza la posibilidad de que me estuvieran haciendo una broma.
Era muy posible.
Ethan estaba a mi lado la mayoría del tiempo, a veces me hablaba y me decía que le gustaba el cuadro, o simplemente me hablaba para cualquier otra cosa.
Ethan era bueno conmigo, cosa que no entendía. Me miraba de forma diferente que el resto. Se reía de mis gracias y me hablaba bien. Comentaba cualquier cosa, hablaba mucho, pero eso me gustaba, me encantaba escuchar a la gente.
Llegó la hora del desayuno, traía algo de dinero pero no tenía pensado gastarlo en comida. No quería desayunar. Ya había desayunado en mi casa, no hacía falta hacerlo otra vez.
Ethan me hizo acompañarle y sentarme con él, no me quejé, me caía muy bien, además, me lo estaba pasando genial escuchándole hablar de cualquier cosa.
-¿De verdad no tienes hambre? -me preguntó, yo negué con la cabeza, él se había comprado un pastel que tenía muy buena pinta-. ¿Segura?
-Sí, además, he desayunado en casa, estoy bien -sonreí, y al decirlo, me acordé de la conversación que tuvimos ayer.
¿Por qué supo que tiré un zumo entero a la papelera? ¿Y por qué sabía que ese día no desayuné en el instituto?
Frunció el ceño y me miró.
-No sé si creerte, ayer asesinaste a un pobre zumo en la papelera -comentó, fue como si me hubiera leído la memoria. Me reí ante su tontería y fruncí el ceño, tal y como él hacía.
-¿Por qué sabes lo del zumo? ¿Acaso me espías? -le cuestioné divertida.
-Sí, todos los días, por eso sé que hoy has ido a comprar ese mp3 y que has tardado porque estabas descargando música -me dijo tranquilamente, y con media sonrisa. Me quedé paralizada, me estaba asustando, de verdad.
¿Cómo sabía él eso? Quizá me pudo haber visto entrar en la tienda de electrónica, y a partir de ahí, suponer que me había comprado el mp3. Pero era imposible que supiese que había descargado las canciones ese mismo día, y que llegué tarde por ese motivo.
Además, ¡¿Por qué demonios me iba a decir una cosa tan fuerte como que me espiaba así de tranquilo?!
Esto estaba pasando de castaño a oscuro, estaba segura de que esto sí o sí era una broma pesada de todos. ¿Por qué me querían hacer esto? ¿Por qué me querían ver así?
-¿Cómo... -pregunté, pero él me volvió a cortar, como estuvo haciendo toda la mañana. Eso ya me estaba empezando a molestar un poco.
Me cortó con una carcajada sonora, casi toda la clase se giró en nuestra dirección.
Odiaba ser el centro de atención, pero con Ethan a mi lado, era díficil no serlo.
-Jessica, tranquila, no soy un puto acosador. Te vi tirar el zumo de casualidad, y hoy te he visto entrar en la tienda de mi tío y simplemente me ha dado curiosidad, y he visto la fecha de las canciones, y todas han sido de hoy a las ocho. Tranquila, no estoy loco -me explicó. En realidad, todo tenía lógica, y me llevé una gran sorpresa al saber que Edgar era tío de Ethan.
-¿Edgar es tu tío?
El asintió, me iba a decir algo, pero justamente llegó Helena, con su pelo teñido de blanco y su perfecto alisado, sus gafas de pasta negra y el colgante de corazón que siempre llevaba a todos lados.
-Ethan, ven, ¿te haces una foto con todos nosotros? -preguntó, Helena ni me miró, apoyó su mano sobre el hombro de Ethan y se acercó más de lo que debería.
Ethan y Helena se llevaban bien, aunque fuesen ex's, nunca perdieron el contacto, su relación no terminó por ninguna pelea ni nada por el estilo, sino más bien por falta de interés. Se gustaron, se liaron, se acostaron, y terminaron. Tres semanas llenas de emoción y de llamadas hasta las cuatro de la mañana hablando solamente de Ethan. Y de todos y cada uno de sus detalles. Todos.
Helena me decía que era un chico muy callado y serio, pero, conmigo no era para nada así. No sabía que pensar.
-Sí claro, ahora voy. ¿Te vienes? -me preguntó.
Mierda.
Ethan me había puesto contra la espada y la pared.
Si decía que sí, probablemente todos me rechazarían.
Si decía que no, quedaría fatal con Ethan, y Helena se sentiría satisfecha.
-Ethan, vamos, te lo he dicho a ti, ven -comentó Helena con una gran sonrisa y se llevó a Ethan casi a rastras.
Yo me levanté de la silla y observé a todos mis compañeros y mi profesor sentados en un banco sonrientes y posando ante el móvil que sujetaba nuestro guía.
-Chica, ponte en la foto, solo faltas tú -ordenó el guía, miré a toda mi clase, todos se lo estaban pasando genial, haciendo poses graciosas y riéndose de cada comentario divertido que decían.
En ese momento, me sentí fuera de lugar, fuera de esa clase. Como que todas las personas que estaban allí, esperando a que le hicieran una simple foto, no me conocieran. No supieran ni siquiera como me llamaba. Y eso me dolió, me sentí mal, me sentí fuera de mí.
-No... no soy muy fan de las fotos -le dije amablemente y me reí, no sé si fue para disimular, o simplemente para no echarme a llorar en ese mismo instante.
El guía se encogió de hombros y se dispuso a hacer la foto. Cuando terminó, todo el mundo fue a ver cómo habían salido.
En ese mismo instante me sentí más sola que nunca. Sentía que, si de un día para otro desapareciera, nadie se iba a dar cuenta. Nadie me quería allí, sobraba, llevaba sobrando desde hacía meses. Era una estúpida. Una imbécil. Nadie me quería. ¿Por qué tardé tanto en enterarme?
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Etéreo
Teen Fiction¿Había algo más delicado que ella? ¿O algo más ligero que él? Ella escondía un gran secreto. Él quería descubrirlo como sea, aunque, al saberlo, le rompiera el corazón en mil pedazos. Su amor era algo fuera de este mundo. Etéreo: extremadamente deli...