VIII

1.3K 93 86
                                    

Jessica

Por primera vez en mucho tiempo, me desperté con ganas de ir a clases.

Hice arreglos en mi vida. Me compré un despertador en la tienda del tío de Ethan. El novio de Edgar me atendió y me ayudó a elegir estilo. Al final me llevé un reloj cuadrado, rosa y con orejas de Mickey Mouse. Era muy tierno y bonito.

También me compré un altavoz que se podía conectar con mi mp3. Me descargué muchísimas canciones más e hice un millón de playlists.

No sé cómo, convencí a mis madres que me comprasen la Nintendo Switch.

Todo era perfecto. Bueno, casi perfecto.

En mi ordenador seguían llegando mensajes horribles, no tenía manera de quitarlos. No me podía desistalar el correo, lo necesitaba para clase, y tampoco podía hacer nada con FaceTime, ya que no me podía desistalar esa aplicación. Siempre me llamaban a altas horas de la madrugada. No podía hacer nada.

Dejé un poco de lado las series por los videojuegos, y los audio libros o podcast por libros en físico.

También dejé de estar mis recreos en la biblioteca a pasarlos con Ethan y Teresa. ¡Por fin tenía dos nuevos amigos!

Mi móvil llevaba más de una semana apagado. No lo usaba para nada. Tampoco salía mucho, y mis madres nunca me llamaban cuando estaba en clase, así que no me hacía falta para nada. Allí es donde más mensajes recibía, y donde era un infierno cada vez que lo abría.

Ese día, desayuné feliz, me vestí feliz, me arreglé feliz... todo en ese día parecía ir perfecto. Hoy Teresa iba a pasar la tarde en casa. Lo tenía todo preparado.

Escondería mi móvil y diría que sigue arreglándose en la tienda. Mi ordenador estaría apagado, no creía la necesidad de encenderlo esa tarde, y todos mis demás dispositivos estarían guardados. Portátil y tablet. Si no se ven, es como si no tuviera. Una tarde sin conexión, solo Teresa y yo.

Por fin había conocido a una amiga de verdad, que no me judgase por nada. Ella era muy divertida a la par que cariñosa. Habíamos encajado desde el primer minuto de conocernos.

Era la prima de Ethan, se parecía muchísimo. Teresa era el clon de Ethan en chica. Era guapísima, amable, simpática, divertida y nada superficial. Me encantaba pasar tiempo con ella y con Ethan.

Salí de mi casa sonriente y fui directa al metro. Sabía que Ethan estaría ya allí, esperando con su libro de portada negra y letras doradas, tan sexy y guapo como siempre.

No me quería ilusionar, era muy bueno conmigo, no sabía si de verdad me gustaba o solamente me parecía guapo, era mi amigo, y aunque no me importaría ser algo más, por ahora solo éramos eso, amigos. Sabía que tenía buen corazón.

Allí lo vi, justo como me imaginaba. Igual de guapo, igual de sexy cuando se concentraba y fruncía el ceño.

Su mochila roja estaba a su lado, siempre la ponía encima del banco, y cuando yo llegaba la bajaba para que me pudiese sentar. Ese acto me gustaba muchísimo. Era muy tierno al hacer eso.

-Hola -le saludé con una sonrisa y con la mayor amabilidad posible. El quitó la mochila, como de costumbre.

-Mh... -fue el único saludo que recibí. Ni siquiera me miró al hacer ese sonido.

Esperamos juntos el metro en silencio, esto era raro que pasara, Ethan siempre tenía algún tema de conversación. Pero hoy nada. Silencio.

Cuando nos sentamos en el metro él seguía centrado en su libro, así que decidí empezar yo la conversación.

EtéreoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora