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Subí a clase desorientada. No podía ordenar mis pensamientos.

¿De verdad Ethan me quería besar?

¿Enserio Ethan Garza había intentado besarme hace apenas cinco minutos y yo me he apartado?

Fui una imbécil.

¡Esa fue mi primera reacción! Cuando me di cuenta de la estupidez que cometí, ya era demasiado tarde.

Tenía miedo a no hacerlo bien. A no saber que hacer en el momento en el que... en fin, en el momento que nos besemos.

¿Qué hago? ¿Cómo me muevo? ¿Dónde toco? ¿Cuándo sería el momento oportuno para parar?

Tantas preguntas y ninguna respuesta.

Me daba vergüenza que Ethan supiera que él sería mi primer beso, que no había besado a nadie nunca. Se reiría en mi cara.

Llegué justo a tiempo para la clase de historia. Me senté delante de la clase. Aparte de que Helena me había quitado el sitio donde siempre me sentaba, delante de Ethan, yo tampoco quería estar cerca de él.

El hecho de hablar sobre ello o que lo volviera a intentar me aterraba.

No por el hecho de que no quería que me besara, ¡claro que quería! Me moría de ganas, el problema no era ese, el problema era que no sabía besar, no sabía cómo se lo iba a tomar. No sabía nada.

La clase marchó bien. A pesar de sentarme al principio no noté tantas burlas como me temía. La clase fue tranquila. Cada uno estaba a lo suyo.

Hasta que pasó lo que más temía que pasara desde que... bueno, desde que de repente nadie quería ser mi amigo.

-Vais a hacer un trabajo en grupo. El máximo son de cuatro personas, no admito más, y por supuesto, no admito que nadie vaya solo -explicó el profesor Roberto-. Necesito que habléis de un hecho histórico.

Dicho eso, el profesor se sentó y todos automáticamente se pusieron a hacer grupos entre sí.

No sé si fue un acto reflejo, pero fuera lo que fuera, miré atrás, miré el pupitre de Ethan.

Él y Helena estaban hablando, los dos estaban sonriendo y hablando muy fluidamente. Ni siquiera me miró cuando me di la vuelta.

《Genial, ahora sí que sí, me he quedado sin nadie con quien hacer el trabajo》pensé.

Miré alrededor, todo el mundo estaba hablando con alguien, todavía haciendo grupos o decidiendo donde y cuando quedar.

Nadie quedaba libre, y aunque alguien, con suerte, lo estuviera, no se iba a poner conmigo, lo tenía claro.

Lo único que me quedaba era hablar con el profesor y pedirle de todas las maneras posibles que me dejase hacer el trabajo sola.

Me daba igual las represalias. Añadiría más información, hablaría de dos hechos históricos en vez de uno, saldría la primera a exponer, me daba lo mismo, no quería ponerme con nadie.

Más bien, ellos no querían estar conmigo, yo lo único que no quería era ser una carga para los demás.

Cuando finalizó la clase, tarde un poco más en recoger a proposito, necesitaba que la clase se quedara un poco vacía para hablar con el profesor.

Ethan seguía recogiendo cuando me levanté y me dirigí a hablar con el profesor.

Antes de que pudiera mediar una sola palabra con el maestro, escuché una voz detrás de mí.

-Jessica -me llamó Ethan, en seguida noté como mis mejillas ardían-. ¿Quieres hacer el trabajo conmigo?

¿Con él y con Helena? ¿Acaso vivía en La Luna este chico?

Tierra llamando a Ethan, Tierra llamando a Ethan.

-No gracias, Helena y yo no nos llevamos muy bien -dije, y sin más me di la vuelta para intentar hablar de nuevo con el profesor, pero no pude, Ethan fue más rápido y casi me sacó a rastras de clase.

-Ay, ay, Ethan para. Me haces daño -me quejé.

-De hecho -empezó diciendo -. He rechazado a Helena para ponerme contigo, bueno, intentar ponerme contigo, no mr gustan los tríos.

Sonrió pervertido. Ya estaba empezando a entender a Ethan, era un guarro con todas sus letras.

Pero, dejando eso a un lado, ¿acababa de rechazar a Helena por estar conmigo?

¿Había dejado a Helena plantada por hacer un trabajo conmigo?

Joder, eso si que eran huevos.

-Acepto, pero con una condición -me miró atento-. Nada de guarrerías.

-Eso va a ser complicado -me respondió mirándome de arriba abajo, puse los ojos en blanco y seguí caminando. No me sentía cómoda con algunos de sus comentarios ya que por fin empezaba a entenderlos-. Vale, vale, prometido, joder, espera no te vayas.

-¿Qué? -le dije para que se notase mi enfado.

-¿Mañana a las cinco en mi casa? -me preguntó.

Asentí y entramos en clase de literatura.

Todo estaba listo, mi mami el día antetior nos había preparado una tarta de manzana. Estaba muy feliz que después de tanto tiempo trajera a una amiga nueva a casa.

Mis madres sabían lo que me había pasado con Helena, bueno, más o menos. No sabía la verdadera razón por la que nos distanciamos, ni tampoco todo lo que pasó después de eso.

No quería preocuparlas. No quería preocupar a nadie, todo esto iba a ser pasajero, iba a pasar y nadie se enteraría de nada. Iba a ser una anécdota más.

Teresa al fin vino, hablamos de todo, de chicos, series, películas, libros, comida favorita, música, gustos y manías raras...

Y por supuesto, también hablamos de Ethan, fui con mucho cuidado hablando de él, eran primos, se lo contarían todo.

No mencioné nada de las intenciones de besarme, ni que mañana íbamos a quedar, y que yo iba a ir a su casa. Simplemente, no salió en la conversación, y yo tampoco quería mencionarlo, íbamos a hacer un trabajo, no era nada del otro mundo.

EtéreoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora