Remember: 5

139 7 1
                                    

—David, ¿Puedes cerrar la ventana?

Se quitó los audífonos y se levantó del piano a cumplir la petición de mi mujer ya que la ventana está justo a unos cuantos pasos de él. Este lugar es muy frío, por eso Rye casi nunca quiere venir, pero justamente hoy ha estado un poco rara. Parece león enjaulado. Va de un lado al otro, no se está quieta en un sólo lugar.

—Riley, me estás dando dolor de cabeza.

—Perdón, es que... No sé... Quizás esté no sea mi día.

Se sentó en una bocina detrás de Richie y sacó su computadora. Se entretuvo un buen rato escribiendo y con los audífonos puestos, lo que nos dio algo más de tiempo para terminar de grabar la canción. Estar con ella aquí implica ponerle atención todo el tiempo. Siempre quiere ir jugando por aquí y por allá. Una vez le escondió las baquetas a Tico y no pudimos grabar nada ese día porque ni ella misma recordaba donde las había puesto, así que es un logro para nosotros poder contenerla quieta por un rato. Muchas veces David trae algún juego para que se entretenga, algunas veces le ha dicho a Richie que le preste su consola y la conecta donde puede. Mi hermosa nena es como una niña pequeña todavía.

Al parecer, ese día fue demasiado pesado para ella. Me pidió las llaves del auto y de un momento a otro regresó con un cojín que siempre carga y su gran chamarra negra y se acomodó justo debajo del escritorio de la cabina de sonido. En dos segundos ya estaba dormida y no la culpo, estar aquí encerrado aburre muchísimo.

Cuando terminamos me encargué de guardar sus cosas dentro de su bolsa y de apagar su computadora. Nadie hizo ruido cuando vieron que estaba profundamente dormida pero Richie me ayudó a bajarla al auto. Apenas y abrió los ojos le dio un beso de despedida a Richie y volvió a cerrarlos.

La acomodamos a modo que su cabeza no fuera a pegar en algún lado y finalmente, lo logramos. A veces odio que tenga el sueño tan jodidamente pesado.

Me subí al auto y encendí un poco la calefacción. La carretera es muy fría y aunque tengamos las ventanas cerradas, el frío entra por donde puede y no quiero que mi princesa se despierte.

No vi mucho tránsito de autos en la carretera, lo cual es bastante raro ya que esta carretera prácticamente es el único modo de llegar al centro de la ciudad, a las escuelas, a la civilización en pocas palabras.

Rye se movió un poco y su cabeza chocó contra la ventana, lo que la hizo soltar un pequeño grito y a mí, una pequeña carcajada.

—No te rías...

—Buenos días, bella durmiente...

Se rió un poco y se volvió a acomodar, pero tomó una de mis manos y la dirigió a su mejilla.

La miré por unos cuantos segundos y no pude evitar sonreírle. —Te amo.

—Yo te am...

Remember •|Always, Vol. 2|•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora