Remember •|Always, Vol. 2|•

Remember: 15

—¡Riley!

Carly es tan amorosa que a veces cae mal.

—¿Hola...?

Carly acaricio el cabello que caía por la cara de mi princesa con una sonrisa melancólica, pero llena de esperanza.

—Hola...

—¿Tu eres Carly?

—Si...

Un silencio algo incómodo reinó en la sala. Todos nos mirábamos la cara sin decirnos nada y eso me desespera. Hasta que decidí hablar yo:

—¿Te llevo la maleta a la habitación, nena?

—Si, por favor...

Escuché que cruzaron unas cuantas palabras cuando subí las escaleras. Carly casi nunca deja de hablar y es verdad también que había pasado algún tiempo de la última vez que la vimos. Fue en Verano, antes de que ella se fuera a Berkley.

Recuerdo que le insistió mucho a Riley para que fuera con ella y yo le dije que podíamos hacerlo si quería, pero ella decidió que era momento de que su mejor amiga comenzara a independizarse y Carly lo entendió perfectamente bien. Recuerdo una llamada que le hizo a Rye have unos meses diciéndole que había comenzado a salir con un chico británico. Hablaba y hablaba de él. Creo que se llamaba Harry.

Entré a su habitación y la encontré tan y como ella la dejó. El control de su televisión debajo de su almohada y todas sus cosas perfectamente acomodadas en su lugar.

Me invadieron los recuerdos al instante. La nostalgia de recordar cómo la hice mía por primera vez en este lugar... Cómo Solis abrazarse a mí cuando sentía frío y como peleaba cuando le quitaba las mantas sin querer.

—¿Qué tienes?

Su vocecita me hizo dar un pequeño brinco de sorpresa y ella pudo notarlo, puesto que comenzó a reírse al instante.

—Nada... Recordé algo, es todo.

Me hizo a un lado suavemente y entró en su habitación. Se sentó en la cama y miró a su alrededor como si nunca hubiera estado aquí. Cómo si  está realidad no hubiera existido.

Carly recostó su cabeza en mi hombro y yo la abracé por los hombros. Podía sentir su tristeza. La sentía recorrerme y apoderarse de cada centímetro de mi cuerpo... Sentí que me pedía ayuda para no volverse loca y para hacer que Riley volviera a nosotros.

—¿Traes tu auto? — Le pregunté luego de unos minutos de ver cómo Rye merodeaba por toda la habitación.

—No...

—Ven, te llevaré a tu casa.

Asintió, pero no sé movió de su lugar. Por el contrario, me abrazó y pude sentir como sus lágrimas traspasaban mi camiseta.

Me armé de valor para llamar a Rye sin que se escuchará que mi voz estaba temblando. —Cariño...

Levantó la vista del suelo y encontró mis ojos. —¿Cuando vendrás?

Sonreí un poco y esa sonrisa fue el elixir que necesitaba para curar un poco mi tristeza. —C-Cuando tu quieras...

Asintió y regresó su mirada al suelo. —Adiós, entonces.

Tomé a Carly de la cintura y con pasos forzados salió de la habitación aún aferrándose a mi. Entiendo lo que está sintiendo y yo más que nadie podía decírselo. Decirle que duele cómo el diablo, que siento que me arrancaron el alma del cuerpo y que daría mi vida entera por revertir lo que sucedió.

Entramos en el auto y lo único que se podía escuchar eran los esfuerzos de Carly para dejar de llorar. Yo no traté de reprimirla, al contrario. Intenté hacerla sacar todo lo que sentía, y cuando llegamos a su casa, estaba un poco más tranquila.

—Sé como te sientes...

Asintió y se limpió la nariz con la manga de su suéter. —Estaremos bien... — Se limpió los ojos con el dorso de su mano y me miró. —Podriamos salir todos juntos mañana... Me agradaría que conocieran a Harry.

—No suena mal, pero...

—Jon, no puede vivir su vida sabiendo que tiene cosas que recordar. No podemos obligarla a hacerlo... Sólo tiene que vivir y ya. Si el tiempo lo cura todo, como ella siempre ha dicho, será el mismo quien pueda traerla de vuelta a nosotros.

Creo que después de todo, hay un poco de razón en sus palabras.

—Bien... ¿A dónde te gustaría ir?

—A donde sea que me haga olvidar que mi mejor amiga no me conoce.

Quisiera pensar igual que ella. Ojalá hubiera algún lugar que me hiciera olvidar que el amor de mi vida no me recuerda... Ojalá pudiera mirar la Luna sin mirar sus ojos en ella... Ojalá pudiera respirar y no sentirla entrar en mi cada vez que lo hago, pero es que es parte de mi.