Se desvirgó de los labios el niño

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En esta encontró dos tipos de "incienso", el verdadero y la droga.

Su cabeza rápidamente remarcó lo evidente. Alguien puso ese contenido de Hello Kitty ahí, pensando que nadie lo descubriría.

Saco la droga de la gaveta y de un grito llamo a todos los fieles servidores de la iglesia.

Un solo grito bastó para que todo efecto de tal sustancia bajara.

Para ciertos chicos tener a Bakugou gritándoles a la cara era demasiado intimidante que ni siquiera se les cruzo por la cabeza confesar su pecado.

Cómo dicen: "pagán justos por pecadores". Todo el desastre ocurrido recayó en Izuku.

Ese mismo día en la entrada de la iglesia las personas que pasaban por ahi podían ver a un pobre pecoso temblando hincado en pleno sol rezando el rosario con voz quebrantada y con tres biblias en la cabeza que parecían enciclopedias. A veces los castigos que el padre Katsuki daba eran demasiado duros. Y eso que no escucharon la tremenda regañada que el cenizo le dió.

El oji rubí en ese momento se encontraba en su despacho con la cabeza en el cielo y no precisamente en el Reino de los cielos.

La sensación que el heterocromatico le dejo, le trajo recuerdos de su adolescencia y aunque algunos recuerdos no eran tan dulces igual permanecían con el.

Tocó su oreja recordando ese pequeño roce que formó una erección en su pantalón. Por alguna razón estaba sensible.

Kaminari y Sero al ver al pobre Izuku sintieron culpa lastimosa, por lo que se agarraron los huevos y como hombres decidieron enfrentar su pecado confesando a Katsuki la verdad.

Tocaron la puerta un par de veces antes de escuchar un "pase" en un tono irritante.

Un mal momento si le preguntan al rubio, pues este aún sentía las hormonas rezagadas de su adolescencia a tope. Aunque pensándolo bien, siempre era un mal momento.

— ¿Que quieren?

Una sola pregunta y ya les estaba temblando el culo.

Ambos contaron al mismo tiempo y cuando llegaron a 3 dijeron la verdad.

— FUE NUESTRA CULPA LO DE LA MOTA —

La mirada del oji rubí era de muerte, pero 100 veces peor que las normales.

— Vayan afuera y díganle al Deku que venga

Ni dos veces salieron como almas que lleva el diablo, porque si, a pesar de que estaban en la iglesia, el despacho del peli cenizo era el infierno.

Minutos después llegó un tembloroso Izuku que ni siquiera fue capaz de decir algo coherente por culpa de los sollozos.

— Los verdaderos culpables confesaron — se levantó de su silla para quedar frente a Midoriya que se atrevió a mirarlo a los ojos para luego bajar la mirada a un lugar que llamo su atención, la abultada entrepierna del mayor. Eso lo puso aún más nervioso.

Oh... Había olvidado su erección.

No podía negar que el echo de que el menor estuviera viendo esa parte levantada lo excito aún más.

La carne es débil ante algunas trampas que te pone el de abajo.

Ese pecoso frente a el sin duda alguna se convirtió en una trampa porque mando todo a la mierda y estampó a Deku contra el escritorio, dejándolo boca abajo apoyado en el escritorio y con el culo levantado.

— Ah~ ¿Q-que ha-ce?

— Recibes lo que das

Ave María PurísimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora