Se arrepintio el niño

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Flashback

— Entonces... ¿Que gano yo siendo la sombra de tu ex? — preguntó Touya con ese tono altanero de siempre, mientras se acomodaba en el mugriento sillón, de su mugriento apartamento de mala muerte. Lujitos que se puede dar un pandillero.

— Cosas buenas vienen para los que esperan, dice la biblia

— Eres como de esos anuncios de comida rápida de YouTube — se burló.

— ¿Vas a hacer lo que te dije o no? — ignoró el anterior comentario de su hermano.

— Si la paga me decepciona, no tendré ni piedad contigo

— Despreocúpate por eso, aún no madura bien, justo como te gusta. Solo espero que no lo enmugres

— Que tu Dios lo socorra JAJAJAJA

Las risas del Todoroki mayor de fondo a la hora de dejar el sucio lugar, era una escena digna para un villano.

Fin del Flashback

Alegre la mañana dominguera que nos habla de Dios.
Habían pasado ya tres semanas desde el incidente en la casa Midoriya.

Como siempre, Shoto acompañaba en todo el camino al lugar sagrado al peli verde. Aprovechaba este tiempo para acercarse más al pecoso que poco a poco iba cayendo en un círculo de desesperación al no saber qué hacer. Puesto que se había fijado mejor en el de dos colores y un sentimiento que no debía estar ahí comenzó a brotar.
Esta vez que el bicolor le tomó de la mano no le incomodo como la última vez.

Antes de empezar la misa ambos se despidieron de abrazo como si no se fuesen a ver después de que dicha, terminara.

El domingo pasado que Katsuki le había ordenado que fuera a su oficina, no fue. Se escabulló entre el personal de la iglesia, y ¡Oh sorpresa! Todoroki le ayudó.

Ya había tenido suficiente con lo de su mamá como para batallar con otro torbellino. Su cuerpo no lo soportaría. Aunque esto le trajera consecuencias después. Y ahí estaba, listo para enfrentar las consecuencias ese domingo, lo percibió por la mirada llena de repudio que el Padre le dirigió con aquel gesto "cariñoso" que tuvo con Todoroki al abrazarle.

Apretó el agarre.

— ¿Estas bien?

— Si, es solo que me gustan los abrazos de oso — trato de excusarse el pecoso. El bicolor sintió sus vibras de miedo sin duda.

— Eres adorable, te veo después — revolvió la melena verdosa del adolescente antes de irse con los demás del coro.

Izuku por su parte, no quería que iniciara la misa porque ese día debía de ir al lado del cenizo sosteniendo su libro sagrado.

Con miedo se levanto en busca de las divinas escrituras y se dirigió hasta el atrio que era donde el de ojos rubí con los demás sirvientes se localizaba.
Se paro a un lado del mayor con cierta cautela.

— Está vez no te vas a escapar, nerd de mierda — dijo Katsuki en un tono tan bajito que sólo Izuku escuchó.

No dijo nada, pero si se imagino lo que venía.

Ave María PurísimaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora