Capítulo 6

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Al día siguiente de la exposición de María, Miguel Ángel leía tranquilamente el periódico después de desayunar. Se encontraba mucho más sereno después de haber conocido a Álvaro la noche anterior, disipándose casi todas sus reticencias en cuanto al chico.

Por otro lado, Rafaela fregaba los platos del desayuno con cierta inquietud, absorta en sus pensamientos.

-Oye Marina, ¿y quién era la morena esa tan alta que estaba anoche con Álvaro?- le pregunto a su hija en cuanto la vio aparecer por la cocina.

-¿Te refieres a Natalia? Pues una amiga de Álvaro, mamá- dijo con obviedad, evitando deliberadamente su apellido.

-Una amiga, ya...¿Seguro que son solo amigos?- dijo con intención, entrecerrando los ojos- Ándate con ojo, hija, porque...

-¿Qué estás insinuando?

-Yo nada, nada- se excusó- Solo te digo que estés atenta, que nunca se sabe.

Marina dio aquella conversación por finalizada poniendo los ojos en blanco, y guardándose una carcajada para sí misma ante la idea de una posible una relación entre Álvaro y Natalia.

No tenía ningún motivo para estar celosa de la relación que ambos mantenían, sin necesidad de reparar en el hecho de que sabía que a Natalia le gustaban las mujeres.

-Albi...- se acercó con voz dulce más tarde aquella mañana a su hermana.

-A ver, ¿qué quieres?

-¿Te vienes esta noche a cenar conmigo y con Álvaro?-siguió utilizando el mismo tono.

-¿Sólo con vosotros dos?- levantó las cejas- Marina se mordió el labio sin decir nada más- Porque como sea también con sus amigos burgueses...

-Bueno, con nosotros y con...Natalia- se le escapo una risita.

-Uf, no sé, Marina.

-Anda, venga, que solo te quedan unos pocos días más aquí- la cogió de la mano- Sí Natalia es muy maja, lo que pasa es que no le has dado una oportunidad-su hermana soltó un suspiro.

-Bueno, vale. Por lo menos anoche no me pareció que me estuviera perdonando la vida cuando me hablaba- se resignó.

-¡Genial! Voy a decirle a Álvaro que cambie la reserva. Verás que te va a encantar el restaurante- corrió a por su móvil emocionada.

Qué manía le ha dado a esta con que me lleve bien con la maldita Natalia Lacunza.

***

-¡Alba! Qué bien que hayas venido- se levanto Álvaro de la mesa del restaurante en el que ya estaba sentado junto a Natalia para saludar a las dos chicas que acaban de llegar.

-Perdonad, es que nos ha costado un poco aparcar por esta zona- se disculpó mirando también hacía Natalia, viendo que ya estaban tomando algo.

-No os preocupéis. Hemos pedido una botella de vino, espero que no os importe.

Se sentaron y enseguida un camarero les trajo la carta y les sirvió vino. Alba leyó con detenimiento los platos, gracias al silencio que se instauró en la mesa. Todo parecía delicioso aunque algunos nombres le resultaron algo pretenciosos. Tras una pequeña charla sobre lo que iba a pedir cada uno, volvió el camarero y pidieron sus platos.

-Y bueno, Alba, ¿qué planes tienes para lo que queda de verano?- le pregunto Álvaro, que estaba sentado justo a su lado.

-Pues poca cosa, volver al trabajo me temo.

-¿Vuelves a Madrid?- Natalia, que había tenido un gesto más bien serio desde que se habían sentado a la mesa, de repente parecía estar muy interesada en lo que estaban hablando.

Primeras impresionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora