Tras pasar la primera semana de sus vacaciones en Valencia, reencontrándose con sus viejos amigos y descansando, Alba se encontraba aquel 3 de julio cargando el coche frente a la puerta de casa para salir rumbo a Altea junto con su madre y su hermana.
-Mamá, ¿no crees que te has pasado un poco con las cosas que te llevas?- se quejó mientras intentaba que todo encajara en el maletero.
-Bueno, Alba, es que nunca se sabe con qué nos vamos a encontrar allí, así que yo me he preparado mis modelitos por lo que pueda pasar- levantó la cabeza orgullosa- Y espero que tú y tu hermana hayáis hecho lo mismo- Alba bufó ante aquel comentario.
Tras ser capaces de cerrar el maletero, las Reche emprendieron el viaje hacia aquel pueblo costero con Alba al volante. El trayecto no era muy largo, y en algo menos de dos horas ya estaban por la casa de la tía Trini, que se encontraba allí para recibirlas. Las aviso de que sus primas, Celia y Diana, estaban pasando la mañana en la playa y tras dejar sus cosas se fueron a comer todas una buena paella con el mar de fondo.
La Rafi estaba contentísima de reencontrarse con su hermana y sus sobrinas, que eran algo más jóvenes que sus propias hijas. Y casi toda la comida se la paso hablando ella y preguntándoles por mil cosas, sin dejar apenas hablar a las demás.
-Ay, que se me olvidaba decíroslo, mañana por la noche poneos bien guapas, que tenemos una fiesta en casa de mi amiga Carmen- les anunció Trini con una sonrisa.
-Tita pero... ¿seguro que no le importará que vayamos nosotras también?
-Marina, hija no te preocupes que seguro que está encantada de que dos chicas tan guapas como vosotras estén en su fiesta. Tiene un chalet con un jardín divino, ya veréis. Además seguro que va un montón de gente interesante- miró a las más jóvenes levantando las cejas.
La Rafi sonrió ante la perspectiva de la fiesta, deseando poder hacer algún contacto interesante entre las amistades de su hermana, que solía ser gente con una buena posición económica debido a su trabajo como agente inmobiliaria. Diana y Celia se encontraban igual de felices, ya que aunque fueran más jóvenes, sabían por años anteriores el tipo de fiesta que iba a ser. Hasta Marina tenía ganas de aquello después de haberse pasado el último mes estudiando.
A la que menos le apetecía el plan era a Alba, que no se sentía para nada atraída por la idea de pasar la noche rodeada de gente estirada, pero hizo el esfuerzo, animada por la ilusión del resto. Para cuando llegó el momento de prepararse para aquel evento se sentía bastante motivada, después de haber pasado un día estupendo en la playa junto a su familia.
Se puso un vestido blanco de tirantes cruzado, se dejó el pelo suelto, y apenas se maquillo. Una vez había terminado de prepararse se miro en el espejo satisfecha, admirando el tono ligeramente rojizo que había cogido su nariz tras estar tanto rato al sol. Salió al salón a esperar al resto, que por lo visto estaban tardando mucho más que ella, mientras oía sus primas pelearse por unos pantalones que querían ponerse las dos.
Cuarenta minutos después salieron por fin hacía la casa de la amiga de su tía: un chalet bastante grande y todo rodeadao de unas altas vallas y setos, al igual que el resto de casas había por aquella zona.
Tal y como les había indicado Trini, el jardín trasero era enorme y muy bonito, con un montón de vegetación y piscina incluida.
Nada más tener sus primeras bebidas en la mano, tras dejar las Reche vacía la bandeja de uno de los camareros, la dueña de la casa apareció para saludarlas como buena anfitriona, ofreciéndose a presentarles a algunos de los invitados. Había bastante gente, y durante un rato Alba no se separó de Marina, ya que nadie a su alrededor le había inspirado lo suficiente como para acercarse.
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Primeras impresiones
FanficNatalia Lacunza pertenece a una de las familias más adineradas del país. Alba, trabaja como galerista de arte en Madrid y vive soportando las contínuas insistencias de su madre para que se despose cuanto antes. ¿Qué sucederá cuando sus caminos se c...