Capítulo 9

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-Natinat, ¿cuándo vamos hacer el maratón de pelis que me prometiste? Tengo muchas ganas de ver "Mujercitas" contigo- dijo Elena con tono lastimero la noche del martes después de la cena, yendo a abrazar a su hermana- Te pasas el día trabajando y eso que aún se supone que estás de vacaciones- se quejó.

-Pero si eres tú. No has parado quieta en casa desde que has llegado a Madrid.

-Tampoco exageres- rodó los ojos separándose de ella- ¿Qué tal mañana?

-Mañana no va a poder ser- apretó los labios poniendo un gesto triste- Tengo que ir a una galería a ver unas cuadros por orden de la abuela.

-A una galería, eh- repitió levantando las cejas.

-Sí, a una galería- repitió la más mayor frunciendo el ceño extrañada.

-A una galería donde trabaja Alba- soltó como si nada, probando suerte.

-Pero... ¿Y tú como sabes eso?- se sorprendió encogiéndose de hombros mientras a Elena se le dibujaba una sonrisa que no le cabía en la cara.

-Lo siento Nat, pero una nunca revela sus fuentes- se llevó una mano al pecho e intento poner su mejor puchero al tiempo que intentaba contener la risa.

Elena se había pasado las vacaciones preguntándole a Natalia por Alba, o simplemente aprovechando cada ocasión que se le presentaba para nombrarla. Y la morena, a su vez, se había pasado el tiempo esquivando esas preguntas e intentando hacerle ver a su hermana que apenas la conocía y, en definitiva, a bajarla de la nube en la que se había subido ella sola.

Pero su hermana no había podido evitar subirse a esa nube en cuanto vio en ella aquella mirada llena de brillo la primera vez que le habló de Alba, y estaba decidida a hacer todo lo posible para hacer que ese brillo, que tanto tiempo llevaba sin ver en aquellos ojos tan parecidos a los suyos, no desapareciera.

Por mucho que Natalia le repitiera que lo más probable era que no volviera a ver a Alba, ella no pensaba rendirse. Estaba convencida de que tratándose de la cuñada de Álvaro y viviendo todos en la misma ciudad, su hermana tenía más de una oportunidad de volver a encontrarse con ella. Además, se había encargado de hacer ella misma ciertas averiguaciones sobre la rubia, cómo donde trabajaba, en vistas de que su hermana no estaba por la labor de transmitirle los escasos datos que tenía de ella.

Y gracias a esas averiguaciones, le dio gracias a los dioses y a los astros cuando hace unos días escuchó a su abuela hablar de una galería a la que planeaba ir al día siguiente, enterándose de que se trataba del sitio donde trabajaba Alba al preguntarle por el nombre de dicha galería.

-¿Entonces?- fue tras la morena, negándose a dejar el tema.

-Entonces, ¿qué?- trato de disimular.

-Pues que si vas a ver a Alba mañana. ¿Qué va a ser?

Natalia miró la cara expectante de su hermana para después soltar un suspiró de resignación antes de decir:

-Sí, mañana veré a Alba.

-¡¡AAAH!! ¿De verdad? ¿Y desde cuando lo sabes? ¿Qué te vas a poner? Es que...ay- se cogió las mejillas tomando aire-¿Cómo has podido no contármelo?

-Elena, te lo pido por favor...

-No, no, no. Es que esto es muy fuerte.

-No, no es nada fuerte. Solo que la abuela se ha empeñado en que vaya a elegir yo personalmente la obra que quiere comprar, y da la casualidad de que está en la galería donde trabaja Alba. Eso es todo- se cruzó de brazos- Solo voy a ir a echar un vistazo. Y ya está- terminó levantando las cejas a modo de advertencia.

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