IV- Vibradores y Gritos - Rubegetta

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Vegetta había notado hacía unas semanas como la actitud de su oso era un poco diferente, empezando por su enorme apetito y la forma en que buscaba cariños constantes de él. Cada vez que se quedaba en su casa terminaba con Rubius encima exigiéndole atención y mimos pero sin dejarle ir más allá. La verdad nunca lo había visto actuar de esa manera tan rara.

-Creo que es porque está en celo. Sabes que los Híbridos no somos como ustedes los humanos normales. Debe estarse preparando para tener cachorros- Fargan le veía con atención desde la cama, acostado boca abajo y con sólo una sábana cubriendo su cuerpo.

-¿Puede concebir cachorros?- Vegetta dejó a un lado el libro sobre Híbridos que le había llevado el búho y le observó con curiosidad.

-Claro, todos podemos. Somos así de especiales, pero solamente podemos concebir en la época de apareamiento, y creo que los osos se aparean en primavera- el búho se incorporó y se acercó a él hasta colocarse a horcajadas sobre su regazo.

-¿Debería preguntarle que hacer entonces?- Fargan le sonrió antes de acercarse a su rostro y darle un suave beso en los labios.

-Deberías, no sé si tu oso querrá que le dejes tu semilla adentro. Tal vez por eso no lo quiere hacer contigo, aunque eso me beneficia bastante a mí- Vegetta frunció el entrecejo pero correspondió al nuevo beso que su amante había empezado mientras acariciaba sus muslos morenos. Por ese día se quitaría las ganas con Fargan, pero quería cuestionar a su oso acerca del apareamiento y el celo.

*****

Rubius llegó al día siguiente pasado el atardecer, llevaba una enorme bolsa con diferentes tipos de comida que había comprado en el pueblo y Vegetta pudo notar que llevaba una sudadera particularmente grande.

-Pues parece que aún sigues con ese apetito voraz- el oso no contestó y sólo se le abalanzó con una enorme sonrisa. Le dio un profundo y humedo beso que le dejó con ganas de más.

-Son cosas de osos, no le tomes importancia. Pensaba que tal vez hoy se te antojaba ver una película conmigo. Comemos palomitas y mucho helado- le sonrió de una forma muy tierna mientras le jalaba al interior de la casa, al parecer no iba a aceptar un no como respuesta.

Prepararon palomitas, pusieron las sodas y los dulces que Rubius había llevado en una bandeja para luego se sentarse en el sofá grande de la sala. Vegetta puso una película cualquiera mientras se acomodaba al lado del oso, quien en ese momento irradiaba una enorme calidez. Era incluso un poco incómodo tenerlo así de cerca, fue entonces que se decidió a cuestionarlo un poco acerca de lo que Fargan le habia dicho el día anterior.

-¿Sabes?, estuve investigando un poco acerca de los Híbridos y me llamó la atención que esta época parece ser la ideal para el apareamiento de varias especies- Rubius se tensó un poco al escuchar esas palabras y dejó a un lado el bowl de palomitas del que comia. Le vió con un sonrojo en las mejillas y una expresión un poco incómoda.

-Pues...si...aunque todo depende mucho del tipo de Hibrido. Pero tú no debes preocuparte de eso, todo sigue normal para ti y yo puedo manejar estos síntomas- le sonrió con una expresión poco convincente que hizo que achicara los ojos con incredulidad.

-Pues según lo que leí parece ser que se ponen más sensibles y cariñosos, también mencionaban que comen mucho para preparar su cuerpo en caso de que haya un cachorro- Rubius desvió la mirada mientras le contestaba.

-Es instinto animal nada más, ser Híbrido trae consigo ciertas particularidades. Pero ya te dije que no te preocupes, pronto acabará y volveré a ser el mismo de siempre- el tono con el que había pronunciado esas palabras parecía poseer un entusiasmo fingido y Vegetta no entendía muy bien porqué. ¿Acaso era por el hecho de poder concebir?

RubiusBowl MonthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora