RubiusBowl Month

XIV - Manos y Látex

Dos semanas habían pasado desde el incidente, dos semanas en que el mundo se había puesto de cabeza y durante las cuales Fargan sentía un gran peso encima. No podía dormir con tranquilidad y se estaba quedando sin excusas del porqué de su comportamiento; en conclusión, estaba muy mal. 

-He creado la teoría de que el cambio climático te está afectando, tal vez tu celo se adelante también. Podemos ir al bosque de otoño y pasar unas semanas ahí, se que te gustan esos árboles- Willy acariciaba su espalda con amor, sentado a su lado en la sala de su casa. 

-No creo que sea eso, faltan unos cuantos meses para el celo. Aunque tu idea me parece bien, no hay nada mejor que relajarse en un bosque tan hermoso como el de otoño- trató de poner su mejor sonrisa y se acurrucó un poco más al lado de su acompañante. 

-Bien, ¿vamos al pueblo por provisiones?- Fargan asintió y salieron de la mano rumbo al pueblo. 

*****

-Si te llegas a sentir mal por favor dímelo y nos regresamos a casa- Rubius le sonrió por enésima vez a Vegetta, no llevaban ni media hora fuera de casa y ya estaba muy agobiado. 

-Lo que necesito es aire, y comer, y tal vez un beso. Pero todo eso después de ir al doctor- el oso sonrió y entrelazó sus manos. Ese era el día de recibir los resultados de la prueba, la cual se había hecho el día anterior. Sabrían primero si había un cachorro creciendo en el vientre de Rubius o todo había sido para asustarlos; aunque el oso casi le había confirmado a su novio que ya sentía el cambio en su organismo y eso sólo podía significar una cosa. 

Siguieron su camino hacia la clínica cuando frente a ellos, saliendo de una de las tiendas, aparecieron Fargan y Willy tomados de la mano. Los cuatro se quedaron en silencio al estar frente a frente, cada quien con sus propias razones.

-Willy, compañero. Que bueno verte, hace rato que no sabia de ti- la voz de Vegetta hizo que Rubius pegara un pequeño brinco en su lugar y viera fugazmente el rostro de Willy, quién tenía una sonrisa y se acercaba a saludar a su mejor amigo. Por puro impulso soltó la mano de su novio y rápidamente cambió su atención a Fargan. 

-Te vez un poco desmejorado Fargan, ¿te encuentras bien?- el búho suspiro y puso la mejor sonrisa que pudo fingir, sus ojos también se habían desviado hacía Vegetta un instante y eso no había pasado desapercibido por Rubius. 

-Estoy bien, creo que sólo tengo mucho trabajo en la comisaría- volteó la mirada hacia un punto en la nada, se notaba en sus gestos que estaba incómodo. Y Rubius, siendo ignorante de las cosas que había hecho su compañero, lo atribuyó a la separación con Vegetta. Aunque tenía sospechas, después de todo, cuando le atacaron en la guarida de la hermandad había alguien con la máscara de Willy y se supone que sólo ellos tres sabían sus identidades. Se acercó al búho después de comprobar que los otros dos seguían enfrascados en su conversación y habló muy bajo cerca de su oído. 

-Hace unas semanas tuve un encuentro explosivo en la guarida de la hermandad, ¿sabes algo al respecto?- la expresión de Fargan cambió por completo y Rubius se fijó, pero antes de que pudieran decir algo más, la voz de Auron les llegó desde atrás.

-Pero si son los más tóxicos de Karmaland. Que sorpresa encontrar a tantos aquí- el cuerpo de Fargan se tensó cuando sintió la mano del psicólogo sobre su hombro, cosa que no pasó desapercibida por Rubius. 

-Tanto tiempo sin verlos chicos- la sonrisa de Luzu hizo que el oso retrocediera un par de pasos y se acercara de nuevo a Vegetta. Willy le había visto y cuando sus miradas se cruzaron, le guiñó el ojo; eso lo puso un poco más nervioso, la verdad no había tenido mucha interacción con Luzu desde el incidente y se sentía aún muy culpable. Aunque parecía ser que su ex-amante no tenía ni un ápice de culpa por la forma en que se dirigió al castaño.