III - Chupones - Rubirex

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Willy observaba con insistencia el rostro de Rubius, desde que la reunión había comenzado no dejaba de lanzarle miradas tratando de captar su atención. Pero, por alguna razón, el oso se rehusaba a verle; aunque si lo pensaba bien sí que tenía una razón para estar enojado. Bajó la mirada y suspiró, encontrándose con los inquisitivos ojos de amarillos de Fargan; quién estaba parcialmente recostado sobre su pecho.

-Me pareces distraído hoy. ¿Te encuentras bien?- iba a responder cuando captó con el rabillo del ojo como Rubius se ponía de pie y salía al patio.

-Creo que he bebido mucho, saldré por un poco de aire si no te importa- se soltó del agarre del búho y salió por la misma puerta donde el oso había salido antes.

Fargan lo vio salir con una expresión decepcionada y suspiró por lo bajo antes de ponerse pie también; fue ahí cuando sus ojos se cruzaron con los de Vegetta. Ambos sonrieron y con un asentimiento de cabeza desaparecieron de la sala.

Mientras tanto Willy vio como Rubius bajaba por el elevador que llevaba a su isla, no quería levantar sospechas de nadie así que esperó un rato antes de seguirlo. Lo encontró sentado a la orilla del lago, con los pies descalzos y viendo al cielo con atención. Se acercó con cuidado y se arrodilló a su lado, tardó un momento antes de hablarle.

-Me imagino que sigues molesto por lo que pasó en la casa de Auron- el oso desvió la mirada del cielo y la posó en él, sus ojos verdes mostraban una emoción que no supo distinguir bien y que al final interpretó como enojo.

-No es eso lo que me molesta, aunque sí es cierto que me dejaron a merced de uno de los psicópatas de Karmaland- achicó los ojos y sacó los pies del agua con la intención de irse de ahí. Pero fue detenido por el brazo de Willy.

-Espera, no teníamos opción y lo sabes. Encendió las torretas y yo sabía que de una forma u otra ibas a lograr escapar de ahí. Y lo hiciste- Rubius se soltó de forma brusca y logró ponerse en pie, dejó salir un suspiro enojado.

-No sabes lo que tuve que hacer para librarme. Así que no me vengas con tus vagas disculpas- tomó sus zapatos y empezó a caminar de regreso, pero no llegó muy lejos porque los brazos de Willy lo envolvieron con fuerza por detrás.

-Basta, no me hagas rogarte. Sabes que nunca te pondría en riesgo de nada- Rubius se dejó abrazar sin decir nada más, y antes de ser consciente fue arrastrado hasta estar al pie de su casa del árbol. Se dio cuenta de las intenciones de Willy y conectó su mirada con la contraria.

-Hoy no pasará nada, Fargan y Vegetta están en mi casa con el resto de los chicos y...- no pudo terminar la frase porque sus labios fueron capturados en un intenso beso, uno que no pudo evitar corresponder.

Una mano de Willy se apoderó de su cintura y juntó más sus cuerpos, mientras la otra se enterró entre el rubio cabello del oso y lo hizo inclinar la cabeza para tener mejor acceso a su boca. Las manos de Rubius por su parte estaban fijas sobre su espalda, muy tensas.

Se separaron un poco y el oso sintió como los besos de su compañero comenzaban a bajar por su cuello, suaves al principio, sin marcas. Hasta que Willy perdió el control y succionó con ganas un punto de la blanca piel, sobre la clavícula, dejando una notoria marca roja. Rubius lo separó con brusquedad y de paso le lastimó la espalda con las garras, provocandole un gemido de dolor.

-Sabes que no puedes dejar marcas- Willy asintió con la cabeza y le respondió al instante.

-Tú tampoco- sus miradas se cruzaron una vez más antes de mandar todo al carajo y subir con prisa a la casa del árbol.

Llegaron al segundo nivel casi sin aliento y cayeron sobre la cama, Rubius encima, empezaron al instante un nuevo y apasionado beso. Las manos de Willy se empezaron a pasear con insistencia por los muslos del oso, que estaba posicionados a cada lado de su cuerpo. Pero el besó se detuvo de pronto y observó cómo su compañero se intentaba sacar la sudadera junto con la camisa de un tirón; pero en un momento de torpeza se había atorado. Y con el pecho al aire y un puchero de frustración en sus labios le pidió ayuda.

RubiusBowl MonthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora