Capítulo 6.

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La camioneta negra estaba esperando justo en el frente de la casa

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La camioneta negra estaba esperando justo en el frente de la casa. Shisui me abrió la puerta, invitándome de forma cortés a entrar, en cuando estuve sentada y la puerta se cerró, impidiendo que escapara de los Uchiha que se encontraban sentados, uno a mi lado, y otro en el asiento de copiloto, me permití soltar una carcajada de alegría, tirando mi cuello hacia atrás, y permitiendo la alegría contenida en mis venas, fluir con toda naturalidad a través de mi risa.

─Para ser alejada de tu padre, pareces estar muy feliz─ Shisui me observaba desde su asiento, junto al conductor. Itachi estaba a mi lado, con la cabeza recostada sobre su mano, las piernas cruzadas y sus ojos cerrados. 

─No rio por mi padre, ¿viste la expresión de mi madre? ¡es lo mejor que he visto en la vida! ─ mi comentario pareció hacerle gracia al primo de mi salvador, puesto que sonrió levemente. 

─Creo que no se esperaba ese castigo, para ser honesto, yo tampoco pensé que Itachi fuera a designarla como tu reemplazo─ sentía mis mejillas sonrojadas, pero la alegría era tanta, que poco me importaba. 

─Se lo tiene merecido─ afirmé, antes de pasar una mano por mi cabello y emitir un pequeño grito. ─Dios, perdonen, pero es que estoy tan feliz─ me giré para poder ver a mi compañero de asiento, y ara mi sorpresa, sus orbes estaban fijos en mí, con una pequeña sonrisa en sus labios. ─Gracias, de verdad─ murmuré. 

─Te ves hermosa sonriendo─ sus palabras me tomaron desprevenida, solo me quedó parpadear varias veces. 

─Yo. . . ¿Ya lo sabía? ─ frente a nosotros, Shisui estalló en carcajadas. 

─ ¿Te he dicho que me encantas? ¡tu personalidad es única! ─ no sabía si estaba jugando conmigo, o si de verdad pensaba aquello. Pero un piropo proveniente de un Uchiha, sea juego, ligue o no, pues se agradece. 

─A veces puedo ser un poco salvaje, solo eso─ Itachi se aclaró la garganta. 

─Estamos acostumbrados a ver mujeres. . . Fáciles─ sumisas, esa es la palabra que Itachi debió de utilizar. ─Tu eres. . . Una fragancia nueva─ Shisui asintió, confirmando las palabras de su familiar. 

─ ¿Qué te gustaría hacer, ahora que eres nuestro rehén? ─ me recosté del asiento, y aprecié la vista que el cristal me ofrecía. 

─Quiero ir a la universidad─ dije, casi sin pensarlo. ─Quiero vivir, disfrutar, aprender─ las luces de los distintos autos a nuestro alrededor, se reflejaban en la ventanilla, e iluminaban mi rostro. Yo estaba absorta en ellas. 

─Tendrás una agenda muy ocupada entonces─ sonreí ante la idea. 

─Viviré─ mis ojos dieron con los de el chico sentado en el asiento de copiloto, que me miraba con un brillo extraño en sus ojos, no se si era comprensión, o simplemente anhelo. ─Y disfrutaré cada maldito segundo, como si fuera el último─ era una promesa, no para ellos, mucho menos para el mundo. 

Para mí misma. 

El resto del camino, permanecimos en silencio. Shisui estaba concentrado en su móvil, Itachi parecía estar dormitando en su asiento, y yo disfrutaba de la vista, y de las ideas que rondaban por mi mente, acerca de todos los lugares que podría conocer, las cosas que ahora sería capaz de aprender, los momentos que viviría. . . Sentía que si cerraba los ojos, despertaría de un placentero sueño. 

Y sin embargo, caí en brazos de morfeo, el resto del trayecto a nuestro desconocido destino. O bueno, desconocido para mí. 

Cuando vine a recobrar la conciencia, un chico alto de cabello negro y tatuajes en sus brazos, me estaba removiendo levemente en el asiento, para que despertara. 

─Sé que el viaje ha sido largo, pero no es cómodo dormir en un auto─ me tomó en sus brazos, como si fuera una princesa. Estaba tan cansada, que se lo permití. ─Ya pronto estarás cómoda en una cama, solo espera─ recosté mi cabeza en su hombro, y todo se hizo negro de nuevo. 

Dormí tan profundo, que se sintió casi como un parpadeo. Y luego abrí los ojos en una habitación a oscuras, con un aroma delicioso a café. 

─Buenos días─ la conocida voz de Itachi, llenó el silencio tranquilizador de la alcoba. 

─Buenos. . . Maldita sea─ palpé mi cuerpo, sintiendo la tela del vestido que utilizaba anoche, todavía colocada en su lugar correspondiente. 

─No somos depredadores, tranquila. Sasuke te trajo aquí anoche─ fruncí el ceño, dejando que mis ojos se acostumbraran a la oscuridad, justo para ver cómo el Uchiha me tendía una taza blanca, la cual seguramente contendría el preciado líquido que exigía ingerir mi cuerpo. 

─ ¿Sasuke? ─ cuestioné levemente intrigada, mientras tomaba la taza y suspiraba, al sentir su calor en mis frías manos. 

─Mi hermano menor, el chico que te cargó anoche─ así que su nombre era Sasuke, y además, era el hermanito de Itachi. 

Con razón era tan atractivo. 

De repente, el azabache abrió las cortinas y la luz del sol me deslumbró por unos segundos, Sujeté el café con fuerza contra mi pecho, hasta que su temperatura me pareció insoportable. 

Itachi llevaba una camiseta negra, que se ajustaba perfectamente a su musculatura, acompañada de un pantalón de pijama, del mismo color, que le quedaba de muerte. Su cabello estaba recogido en un despreocupado moño, que quedaba a la altura de sus hombros anchos. 

Y yo aquí, con un sexy vestido, que no tenía nada que ver con su atuendo mañanero. 

─ ¿Qué haces aquí tan temprano? ─ el pelinegro miró en mi dirección, aparentemente sorprendido, puesto que parpadeó varias veces. 

─Esta es mi habitación, y tu eres una pequeña intrusa─ pude jurar que la sangre se me fue a los pies. 

¿Había estado durmiendo tan pacíficamente, en la habitación de este dios griego?

Mierda. 

─Yo. . . Bueno, culpa a tu hermano, el fue quien me trajo a tus─ le dí una mirada rápida al lugar, antes de proceder ─poco humildes aposentos─ para cuando me giré a verlo nuevamente. Itachi estaba sonriendo. 

─Ha sido un martirio, hace tiempo que no duermo en un sofá─ reí levemente, dando un sorbo a mi café. 

El líquido caliente, me provocó soltar un suspiro de placer. Estaba justo como me gustaba. 

─Bueno, si te sirve de consuelo, en pijama te queda bien─ dejé la taza en la mesa de noche, y me deslicé fuera de las sábanas. Una rafaga de aire frío me hizo estremecer. 

─No me interesa mucho, la verdad─ mi acompañante se recostó justo donde yo había estado, unos segundos antes. 

─ ¿Hay motivo para eso? ─ me aproximé hasta el sofá, y caí de sentón sobre este. 

Era endemoniadamente cómodo. 

─Yo duermo desnudo, chiquilla─ sonrió de lado, y yo le lancé uno de los cojines que se encontraban a mi lado. 

 

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Madness [Itachi Uchiha].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora