Capítulo 5.

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No podía apartar la vista del dios griego frente a mí

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No podía apartar la vista del dios griego frente a mí. Nunca podía hacerlo, cuando se trataba de Itachi Uchiha. Las escasas veces que he tenido el placer de estar dentro de su campo de visión, y él en el mío, ha sido todo un deleite. 

Pero nunca hablábamos. 

Y ahora aquí, tenerlo frente a mí esta noche. . . Era algo que no me esperaba, definitivamente no. 

─Me gustaría que respondieras la pregunta que te hizo tu hija─ soltó de repente, mientras se giraba levemente para darle la cara a mi madre. ─ ¿A dónde fueron a parar, esos seis meses de pago? ─ madre estaba todavía recostada contra la pared. 

La gente a nuestro alrededor murmuraba cosas sin sentido, el esposo de mi madre derramaba lágrimas, mientras miraba sus manos ensangrentadas. Me provocaba un tremendo placer, ser parte del círculo de personas, que estaban presenciando su agonía. 

Me acerqué a mi padre, y tomé su mano. 

Estaba tan fría, que tuve la impresión de estar sosteniendo la mano a un muerto. Con mi pulgar, dibujé círculos imaginarios en el dorso, buscando tranquilizarlo. No creo que hagan poco más que pedirnos los papeles de la casa, y despedir a todo el mundo de la fiesta, mientras le daban un ultimátum a mi progenitora y su esposo. 

Las palabras salieron de la boca de mi madre, casi como un susurro, lo hemos gastado.

La sangre en mis venas se encendió, y me calentó toda, como si se tratara del fuego en el infierno. Respiré profundo, una, dos tres y diez veces, tratando de calmar mi furia. 

Itachi está aquí─ repetía en mi mente. ─El tomará cartas en el asunto, no permitirá la injusticia. O al menos no conmigo─ lo sabía, lo sentía, los Uchiha pueden ser sanguinarios, pero creo que no la toman con los inocentes, y si lo hacen, es solo para ejercer presión psicológica en las personas, que no cumplen su parte del trato. 

La conversación que tuvo lugar entre mi madre y el Uchiha, pasó desapercibida para mí. Me blindé contra sus palabras, y dediqué toda mi atención a mi padre, que se encontraba más pálido que un papel. Parecía un espíritu. 

Lo abracé con cierta fuerza, escondiendo mi cabeza en su cuello. Padre todavía era una cabeza más alta que yo, incluso llevando tacones. 

Sus manos se posaron en mi espalda, firmes. Acercaron mi cuerpo a él, y yo se lo permití. Mi progenitor es todo lo que me queda, y ya ni siquiera podía verlo, gracias a lo mucho que trabajaba. 

─Me parece, Itachi, que la hermosa hija de esta pareja, sería un precio razonable, dada su irresponsabilidad─ casi pude sentir como mi corazón se detuvo, cuando Shisui pronunció aquellas palabras. 

Los músculos de mi padre, bajo mi piel, se tensaron, y me aferró fuertemente a él, como si fuera capaz de retenerme de ellos, de protegerme, si Itachi decidía que la idea que le otorgó su amigo, le gustaba. 

Pero yo había tomado una decisión, y sería dejar que me llevara, para convencerlo de que sacara a mi padre de todo este asunto. Sería su puta personal, si así me lo pedía. La de su amigo, la de quien fuera necesario, pero lo haría.

─Por favor Itachi─ mi padre dió un leve paso en su dirección, aun sosteniéndome entre sus brazos. ─Ella no tiene nada que ver en todo esto. La pobre ha trabajado desde muy joven, ni siquiera pudo ir a la universidad, tratando de pagar esas cuotas. Puedes tomarla contra todos nosotros, pero te lo suplico, te lo imploro. . . Con mi pequeña no─ su voz era tan solo un hilo, cuando dijo aquellas últimas palabras. 

Un hombre cansado, eso era mi padre, y sin embargo, se disponía a mover cielo y tierra, para que no me llevaran con ellos, a quien sabe donde. 

Pero ya no había camino de retorno. No para mí. 

─Iré contigo, Itachi─ un gemido de sorpresa, se escapó de los labios de mi padre, yo solo pude mirarlo con todo el amor que sentía por él. ─Solo pido, que no la tomes con mi padre, que lo liberes de ese préstamo o lo que sea, en lo que a mí consta, el suyo está pagado. Es el de esta bestia─ señalé al esposo de mi supuesta madre, el cual me gruñó mostrando los dientes ─que no se ha pagado─ la voz no me falló ni una sola vez, mientras me erguía todo lo que podía y le daba la cara al azabache. 

Un brillo de diversión, destellaba en esos ojos, tan negros como la noche. 

─No te preocupes Kai─ emitió Shisui, mientras pasaba un brazo por los hombros de mi padre. ─Tu bella hija estará en buenas manos, conmigo─ aclaró, al final. Como si estuviera orgulloso de ello. 

─Tranquilizate, querido primo─ contrarrestó Itachi, con una tranquilidad, que me resultaba aterradora. ─De la hija de Kai me encargaré yo, personalmente─ el corazón se me fue a los pies, y casi vomito. 

Se fuerte, debes ser fuerte, sino es por ti, al menos que sea por papá. Me repetía una y otra vez, se fuerte.

─Nunca me dejas divertirme lo suficiente Itachi─ bramó su primo, aparentemente molesto. 

Miré a mi padre, podía jurar que era solo su cuerpo lo que quedaba aquí, solo un cascarón de lo que algún día fue.

Le di un último abrazo, mientras le susurraba al oído los números de mi cuenta bancaria, en conjunto con la cantidad de dinero que tenía ahorrada ahí, en su nombre. 

─No tienes que hacer esto, mi niña─ agarró mis manos con fuerza, y me miró a los ojos. ─Sé. . . que no he tomado las mejores decisiones, y que gracias a mí fuiste a parar en un prostíbulo. Pero por favor no te vayas con él, ni siquiera sabré en donde te tiene y. . . ─ un brazo se deslizó por mis hombros, haciéndome estremecer. 

El aroma a hombre que Itachi desprendía, me invadió las fosas nasales de golpe. Casi ahogo un gemido, cuando sus dedos acariciaron muy levemente, y de una forma experta en disimulo, mi seno derecho. 

─Ya hablaremos de eso luego─ su cabeza se giró en mi dirección. Ni una sonrisa, solo sus ojos negros, perforando hasta hacer temblar mi alma. ─Es hora de irnos─ y dicho esto, me hizo caminar a su lado. 

Su brazo delineó mi cuerpo, hasta posarse en mi espalda baja. 

─ ¿Y ahora cómo diablos haremos para pagar la deuda? ─ gruñó con bastante molestia, la bestia de esta casa. 

─Bueno, empezaremos con tu esposa en el prostíbulo, tomando el lugar de su hija, a más tardar mañana a las 18 horas─ casi salto de alegría en cuanto escuché aquello. 

Me giré para ver a mi madre, justo a tiempo para apreciar como se desmayaba. 

Por primera vez en años, sentí que la vida por fin me estaba sonriendo. 

 

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Madness [Itachi Uchiha].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora