Capítulo 31.

628 75 32
                                    


— ¿Entonces qué harás? — cuestionó Sam

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

— ¿Entonces qué harás? — cuestionó Sam.

— ¿Sobre qué? — respondí, desde la cocina del apartamento de mi padre, donde me estaba quedando.

—Pues sobre los estudios. Ir a la casa donde creciste a buscar el resto de tus cosas, ya sabes, eso— dijo él.

Sam estaba acostado en el sofá de mi padre. Su cabeza estaba apoyada sobre uno de los cojines, abrazaba otro y había uno más en la planta de sus pies. Lucía bastante cómodo, en mi opinión.

—Esas cosas materiales no me importan. Aunque, confieso que quiero ver qué tal a madre le va con el prostíbulo— dije, abriendo la nevera, buscando algo de comer.

—Hmmm.

—Oh y respecto a los estudios, todavía estoy pensando— mentí.

Sam solo sonrió, como si supiera que no le estaba hablando con sinceridad.

— ¿No te duele? — preguntó, después de unos minutos.

—¿Qué debe doler, Sam? — dije, caminando hacia el sofá, para sentarme en el suelo frente a él.

—Volver a esa casa. ¿No te causa dolor pensar en todas las cosas que viviste allí? — habló Sam. Su mano posándose en mi cabeza y acariciando mi cabello.

Con el tenedor pinché un trozo de manzana y lo llevé a mi boca. Mientras masticaba, pensé. ¿Estaba orgullosa de haber sido prostituta? Pues la verdad es que no. ¿Tenía otra opción? Quizá sí, pero siendo honesta, solo pude ver esa en el momento.

Así que respondí: —No, no duele.

— ¿Te molestaría hablarme de ello? — cuestionó, girando su cuerpo en mi dirección.

Yo me di media vuelta.

—Trabajar en un prostíbulo quizá no era mi única opción como pensaba, pero es lo que pude hacer en ese momento con mis conocimientos. Estaba desesperada y simplemente eso sucedió— sonreí levemente —, no vale la pena que pase el resto de mis años crucificándome por ello. Ya sucedió, no se puede cambiar, pero si se puede sanar. Y eso es lo que estoy haciendo— me enderecé y le miré a los ojos.

—. . . yo pasé por cosas difíciles, sí. Pero tampoco pretendo estar la vida entera lamiéndome las heridas y haciéndome la víctima. Yo quiero vivir mi presente, experimentar todas esas cosas que no pude. Si me enfoco solo en el pasado, en "oh, pobre nena" no le hago espacio a las grandes cosas que me esperan— afirmé.

— ¿Y cómo sabes que te esperan grandes cosas? — dijo Sam, sonriendo.

—Porque yo soy la única en mi vida que tiene el control. ¿Tu o pa' decidirán por mí? No lo creo. Y más les vale que no lo intenten.

La sonrisa de Sam se amplió y procedió a dejar un beso en mi frente.

— ¿Qué hay de ti? — cuestioné, curiosa.

—Pues no mucho. Yo estoy en los términos de mi carrera universitaria, quizá pueda enseñarte una o dos cosas— dijo, desviando la mirada al techo.

— ¿Qué cosas te gustan hacer? Además de fingir personalidades— bromeé.

Llevé más pedazos de frutas a mi boca. Uno tras otro fueron abandonando el tazón donde los había servido.

—Me gustan los videojuegos, también el deporte— respondió mi compañero. Para luego extender la mano y robarme una uva.

—Oh, con razón estabas interesado en el pole dance— comenté, causando que él riera.

—Oh sí, me encanta bailar en un tubo, para variar— dijo —, lo hago en mis ratos libres. Es mi segundo pasatiempo favorito, luego de fingir personalidades— bromeó Sam ahora.

—Hmm, se te dan bien ambos pasatiempos— respondí, luego de tragar un pedazo particularmente grande de melón.

—Oye— dijo Sam.

— ¿Sí? — cuestioné, casi de inmediato.

—Creo que te has tomado el hecho de que conozco a tu padre demasiado bien— dijo él.

—No voy a mentirte, me impactó bastante— confesé, Sam en respuesta llevó una de sus manos a mi cabello y lo acarició —, pero me causa alegría. Puedo considerarte familia ahora— afirmé.

Los ojos de Sam cambiaron de inmediato a una tonalidad más clara. Luego pasó a darme un fuerte abrazo al cual yo correspondí.

—Me alegra que puedas considerarme como tal— susurró Sam.

Parpadeé varias veces tratando de contener las lágrimas. La única familia que tenía ahora era Sam y mi padre. No es numerosa, ni todos los miembros son de sangre, pero al menos sé que estos dos hombres estaban ahí para mí.

—Me alegra mucho verlos así— dijo de pronto mi padre, mientras abría la puerta del apartamento y entraba.

—Hola papá— saludé —, ¿qué tal todo?

—Muy bien ahora que los veo juntos— dijo papá con una sonrisa —, les he traído comida ¿tienen hambre? — cuestionó, caminando en dirección a la cocina.

—Ella no, ya se comió un plato de frutas. Yo sí— se apresuró a decir Sam al tiempo que se levantaba del sofá y caminaba con cierta rapidez en la misma dirección que mi padre.

Solté una risita mientras me colocaba en pie.

—¡No se atrevan a dejarme sin comer!— exclamé.

Espero que todos los días por el resto de mi existencia. . . o al menos por el resto de la semana, fueran tan pacíficos y hogareños.

 o al menos por el resto de la semana, fueran tan pacíficos y hogareños

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 26, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Madness [Itachi Uchiha].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora