Capítulo 10.

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Los brazos de Itachi no estaban sobre mi cuerpo, para la mañana siguiente. Pero si había una taza de café caliente, con una pequeña nota a su lado. 

Gracias por lo de anoche, nos vemos en mi habitación a las 10h. Ven con ropa cómoda.

Asentí despreocupada, tomando un sorbo de mi café. Solo hasta que observé la hora que marcaba el reloj digital postrado junto a mi cama. Las 10:15. 

Casi escupo todo el líquido sobre mí, mientras sentía como el alma se me iba a los pies de un segundo a otro. Nunca en mi vida me había dado una ducha tan rápida como esa, y los pantalones que usaba para entrenar, parecía que hoy más que nunca estaban decididos a no subir más allá de mis muslos. 

─Maldita sea─ gruñí, volví la vista al reloj, ahora eran las diez y media. 

Solté un grito ahogado, antes de tirarme sobre mis preciadas pantuflas negras, regalo que me hizo Naruto, y salir corriendo en dirección a la habitación de Itachi. 

Iba a matarme, si hay algo que no le gusta a este Uchiha, es que le sean impuntuales. Y yo ya llevaba treinta minutos y poco más, de retraso. 

Cuando abrí la puerta, el pelinegro mayor estaba sentado en su cama con una taza de café en su mano, la otra la llevaba en el pelo mojado. Sasuke detuvo su caminar en cuanto me vio, y frunció el ceño. 

Lo sé, debía de estar horrible. 

El pelo suelto todo alborotado, mis pantalones de hacer ejercicios, con una camisa blanca vieja, y por supuesto, las pantuflas. Las dichosas, que estaban al lado de mi cama. 

El hermano menor se sonrojó levemente, antes de darse la vuelta, Itachi me miraba fijamente, con los ojos bien abiertos y las cejas alzadas, mientras daba un largo sorbo a lo que sea que estuviera tomando. 

─Cuando dije cómoda, no pensé en. . . Eso─ y señaló en mi dirección, antes de mirar despreocupadamente el reloj. ─Llegas quince minutos antes, pensé que a esta hora sería que estuvieras vistiéndose─ alcé una ceja, antes de mirar en dirección a su reloj. 

El cual marcaba que eran las nueve de la mañana. 

─No hombre, tu reloj está mal, el mío marcaba que ya son las diez─ Sasuke dio media vuelta y me miró, confundido, luego observó el reloj digital en su muñeca.

─Tu reloj ha de estar mal, como mi hermano dijo, todavía son las nueve─ no pude evitar parpadear varias veces, al tiempo que volvía a mirar a Itachi, y este me sonreía. 

─Lo siento, era una idea tan tentadora que no he podido evitar ceder ante mis impulsos─ jugó levemente con la taza en su mano derecha, y luego agregó ─, espero que no te molesten las bromas─ y dicho esto, soltó una pequeña risa pícara. 

Oh, pobre de él. Pobre de ese renacuajo, si tan solo hubiera tenido mi café en ese preciso instante, para tirarlo sobre su cara tallada por los mismísimos dioses. 

Madness [Itachi Uchiha].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora