Capítulo 2

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EL AMOR TODO LO PUEDE ♡

Tropezando con Noah.

Narra Sam

Ver a Juliet hoy en la entrada, me hizo llenarme de rabia, solo con recordar todo lo que le hizo a mi hermano. Es una descarada, no sé cómo pudo engañarlo con el mejor amigo de mi hermano. Steven es un idiota al preferir a la zorra esa que la amistad que le brindó mi hermano. Sé que le dolió mucho a Adam, pues él lo veía como parte de nuestra pequeña familia, por lo mismo, fue que le abrió las puertas de nuestro hogar.

Por otra parte, mirar a Ethan de nuevo, hizo que mi corazón saltara de emoción; lo podré ver todos los días, aunque él sigue igual, sin prestarme atención. Sé que eso va a cambiar, soy de las personas que siempre cumple su objetivo y ese bombón se va enamorar de mí hasta suplicarme que sea su novia.

La universidad es enorme, la chica que se sentó junto a mí es muy simpática, pero es demasiado tímida, le tengo que estar hablando para que ella diga algo, porque de lo contrario, no dice nada.

Llega la hora del descanso y le estoy marcando a mi hermano para que me diga dónde está, no quiero pasar el primer día sola y sentirme como un bicho raro, odio los primeros días de clases.

—¿En dónde estás? —le pregunto a Adam una vez que respondió.

—En la cafetería.

—Ajá, ¿y dónde se supone que queda la dichosa cafetería? —ruedo mis ojos, aunque es tonto, porque él ni siquiera me está viendo—. Adam, te recuerdo que es mi primer día aquí y no sé dónde carajo está.

—Sólo pregúntale a alguien y listo, sabes que soy pésimo dando indicaciones —me cuelga.

Miro la pantalla de mi celular, totalmente sorprendida, no puedo creer que mi hermano me haya colgado, pero me las va a  pagar, ya irá a ocupar de mí.

—Hola, Sam —escucho que me llaman detrás de mí.

Volteo sigilosa y me encuentro con el rostro de Steven.

—Adiós —paso por un lado de él—. Yo no hablo con traidores.

—Sam, espera —su tono de voz suena a súplica.

Me vuelvo a voltear para encararlo.

—¿Qué es lo que quieres? —cuestiono molesta.

—Solo quiero hablar un momento contigo —pide.

—Escucha, Stev —aspiro—. No quiero volver a cruzar ni una sola palabra contigo. Traicionaste la confianza de mi hermano, me traicionaste a mí —lo miro—. Yo te quería como otro hermano y lo que le hiciste a Adam, no tiene perdón de Dios.

Él asiente varias veces, pero logro ver que el brillo de sus ojos está totalmente opaco.

—Soy una persona, Sam —me mira a los ojos—. Las personas cometen errores, yo cometí un error muy grave y lo asumo, pero de los errores se aprende y quiero enmendar mi error —confiesa.

Puedo notar su arrepentimiento en su mirada, pero no deja de dolerme que le haya hecho lo que le hizo a mi hermano. Soy de las personas que piensa en que una cosa está en que la cagues por idiota y otra muy diferente es que la cagues, aún sabiendo que esa cagada iba a dejarte sin nada.

—Eso hubieras pensando antes de meterte con la zorra de Juliet, pero el hubiera no existe y ya lo hiciste, Stev. Mi hermano no te va a perdonar, al menos no tan fácil y discúlpame, pero debo ir a la cafetería —me doy la media vuelta, pero me detengo y regreso la mirada hacia donde Stev.

El amor todo lo puede ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora