Capítulo 16

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EL AMOR TODO LO PUEDE

"Las cartas que nunca leí"

Narra Ethan

Han pasado dos semanas desde que llegó la noticia de que mi padre había muerto, y desde que Samantha se alejó de mí. Estos días no he andado tan pensativo, puesto que me la he pasado practicando con el equipo de fútbol, hoy es el último día de clases, ya que a partir de mañana las vacaciones de invierno empezarán, estamos a pocos días de la navidad y a pocos días de recibir un nuevo año.

Camino por el largo pasillo de casilleros para ver qué me encuentro de nuevo, llevo semanas sin abrirlo, ya que, por lo regular, guardo mis cosas en el casillero donde tenemos las cosas de fútbol. Abro el casillero y se me hace raro que esta vez no encuentro cartitas de amor de alguna chica, no le tomo mucha importancia, porque seguro que ya se cansaron.

—¿Ya no te mandaron más cartitas, mi amor? —escucho la voz tan femenina de ni más ni menos que Juliet Harrison, no volteo, yo solo la ignoro por completo y sigo acomodando algunas cosas de mi casillero.

—¿Me vas a ignorar? —dice de pronto, se pone a un lado mío y pasa uno de sus dedos por mi brazo descubierto.

—¿Qué mierda quieres, Juliet? —le pongo atención con una cara de fastidio a ver si así me deja tranquilo de una puta vez―. No estoy de humor para tus putos juegos, así que lo que sea que vayas a decir hazlo rápido y luego me dejas tranquilo.

―Nada ―dice ella mientras recarga su respaldo en el casillero del lado y suspira―. Solo quería decirte que yo sé quién te dejaba todas esas cartitas de amor ―se burla.

—¿De verdad? —finjo emoción—. Estaba tan preocupado por saber quién es, que hasta dejé de comer —digo con sarcasmo.

Ella rueda sus ojos.

—¿Y si te digo que no es una chica? —añade y sonríe.

Yo suelto una risita mientras cierro el casillero para mirarla a la cara.

—¿Y entonces quién es? —la encierro con mis brazos y hablo cerca de sus labios―. ¿Un marciano?

Ella sonríe apretando sus labios, haciendo que sus pómulos se hagan gorditos y conozco esa estúpida sonrisa. Sé que ella sabe algo de lo cual puede joderme.

—¿Quién es? —finalmente pregunto.

―Huuum... ―ella se pone uno de sus dedos sobre su mejilla―. Si me das un beso te digo ―mira mis labios y se acerca para tocarlos con los suyos.

Me alejo y suelto una carcajada.

—¿Estás loca? —sigo riendo―. Ni drogado te volvería a besar y no te ofendas, eres muy hermosa, Juliet, pero eso significaría que mi reputación acabaría.

―Eres un idiota ―murmura con molestia.

―Eso me lo han dicho muchas veces, muñeca, ahora sí me disculpas, tengo mejores cosas que hacer que perder mi tiempo hablando contigo ―finalizo la conversación.

Me doy la vuelta para seguir con mi camino, cuando sus palabras me detienen, dejándome completamente el cuerpo helado.

―Es Steven.

—¿Qué? —me volteo de golpe.

―Es Steven quien todas las mañanas venía y te dejaba una carta de amor ―asegura.

—Esto es una puta broma tuya, ¿no?

Pero en su rostro no hay ninguna reacción de que sea una mentira de su parte o quizás sí, pero yo no la encuentro.

El amor todo lo puede ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora