Capítulo 28

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                    EL AMOR TODO LO PUEDE

"Dos semanas después"

Narra Sam

En estas dos semanas no han pasado muchas cosas, solo estudiar, estudiar y estudiar, se acercan algunos exámenes, así que no queda de otra. Con Ethan no he vuelto a tener otro acercamiento, aunque él no ha dejado de poner cartas en mi casillero, ellos han estado muy ocupados entrenando porque muy pronto será el torneo entre universidades. Cada que voy a ver a Noah, miro a Ethan y cada que mete un gol, me lo dedica. ¿Cómo lo sé? Porqué hace una "d" y sé que quiere decir duende. Tal vez de esa manera no sospeche nada Noah, y respecto a mi novio, el desde que llegó de Estados Unidos se comporta de una manera muy extraña, sé que algo le pasa y no quiere decirme, algo me oculta y tarde o temprano tendrá que decírmelo porque para ser sincera, ya no soporto más esa actitud de callado que tiene.

Yo le dije toda la verdad de como pasé San Valentín, no quiero ocultarle nada y tampoco quiero que llegue a sus oídos cosas que no son, no quiero crear una mala impresión de mí en él. Hoy es fin de semana y quedamos en pasarla juntos, hoy no me cansaré hasta que no me diga la verdad, sus padres se quedaron en Estados Unidos así que él ha permanecido solo en su casa, y hoy pues iremos a su casa a mirar películas.

Escucho el timbre sonar y bajo corriendo las escaleras, pues no quiero hacer esperar tanto a Noah y además para que hacerlo esperar sí ya estoy lista.

—Hola —lo saludo al abrir la puerta.

—Hola, bonita, ¿lista para irnos? ―su ánimo parece estar por los suelos.

—Estoy lista.

Caminamos hacia la camioneta en donde su chofer nos está esperando para irnos, ambos nos subimos y el chofer avanza, vamos en total silencio, extraño al Noah divertido, no entiendo qué es lo que le sucede, pero hoy no descansaré hasta que ya me diga que es lo que se trae.

Después de un tiempo, llegamos finalmente a su casa, Noah se baja y me extiende su mano para que yo la tome y así lo hago, entramos a su enorme mansión y la verdad es que se siente muy vacía.

—¿Quieres comer o beber algo? —Noah me pregunta y yo solo niego con la cabeza.

—¿Qué quieres hacer? Podemos mirar películas, hacer un picnic en el jardín, nadar un poco, lo que tú quieras bonita.

—¿Vemos películas?

Noah sonríe.

—¿Te molesta si la vemos en mi habitación? Tiene un televisor grande y así no nos molestan.

—No, está bien en tu habitación, entonces.

—Pediré que nos preparen algo de bocadillos y después subimos.

Espero en la sala de estar y camino hacia un ventanal en donde se mira el amplio jardín.

—¡Listo bonita! ¿Subimos?

—Claro —sonrío

Ambos subimos por las escaleras de caracol, Noah coloca una de sus manos en mi espalda baja, entramos a su habitación, en realidad nunca había estado en su habitación, y creo que, en ninguna habitación de ningún chico, el lugar es amplio, una combinación entre el negro y el banco, un toque especial de Noah.

—Siéntete cómoda, bonita, ven quiero que te acuestes conmigo.

Puedo confesar que el estar aquí a solas con Noah, me produce un tipo de miedo y no es que él me dé miedo, si no que me da miedo por lo que pueda pasar dentro de estas cuatro paredes.

El amor todo lo puede ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora