(Pausada) wιcĸed gaмe ━━ 𝐊 . 𝐌𝐈𝐊𝐀𝐄𝐋𝐒𝐎𝐍 [ESPAÑOL]

[ᴄʰᵃᵖᵗᵉʳ ғᵒᵘʳᵗᵉᵉⁿ]

1000 D.C

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El cuerno vacío que una vez había poseído un líquido púrpura mortal estaba abandonado a su lado, su atención completamente dedicada al bebé callado en sus brazos.

Sus ojos de cristal brillaban y no parpadeaban, sus labios rosados se mantenían quietos y teñidos de un mortal tono violáceo y su piel sin manchas estaba manchada con inquietantes tonos de fondo caeruleo.

No estaba muy segura de cuánto tiempo ella y Niklaus habían estado sentados así, mirando al niño sin vida que yacía entre sus brazos de forma tan natural.

Después de que se anunciara la muerte de su hijo, un bebé nacido muerto, Esther salió de la habitación con una Rebekah angustiada, queriendo que Rebekah le diera a la pareja un poco de privacidad.

La paternidad se había deslizado tan repentinamente entre sus dedos, llegando rápidamente a su fin antes de que empezara oficialmente.

Alejando las lágrimas no derramadas que tan peligrosamente amenazaban con caer, la mirada de Astrid se dirigió a la de Niklaus, con el labio inferior temblando al intentar que sus palabras salieran de sus labios.

Sin embargo, fue inútil, estaba en silencio, sus cuerdas vocales se anudaban con dificultad. Todo lo que podía hacer era encontrarse con la mirada desconsolada de su marido.

Las lágrimas mancharon sus mejillas, su brazo envuelto firmemente alrededor de sus hombros, su espalda apoyada contra su firme pecho.

⏤Es hermoso. ⏤Las palabras de Nik fueron roncas al acercar a Astrid.

Ella no se resistió, fundiéndose en su abrazo. Todas las crueles palabras que Nik le había escupido fueron temporalmente olvidadas, ella sólo necesitaba consuelo, y en ese momento, no le importó si eso la hacía una mujer débil o no.

Consiguiendo obligar a sus cuerdas vocales a obedecer, Astrid se lamió los labios secos. ⏤Él es. Quería llamarlo Ivar.⏤

Inhalando, Astrid agarró con fuerza al bebé, como si temiera que se deslizara de repente entre sus brazos y se evaporara en el aire.

⏤I-Ivar suena perfecto. ⏤La voz de Nik estaba tranquila, las lágrimas corrían por su cara mientras extendía la mano, pasando su dedo índice delicadamente por la mejilla helada de Ivar.

Ni siquiera las pieles que lo rodeaban podían mantener caliente a Ivar, estaba frío y sin vida bajo la punta de los dedos de Nik.