[ᴄʰᵃᵖᵗᵉʳ ғⁱᶠᵗʸ⁻ғⁱᵛᵉ]

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1919, Nueva Orleans

1919, Nueva Orleans

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Cuando Astrid regresó al recinto, no se sorprendió al encontrar a su marido esperándola con una expresión agria

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Cuando Astrid regresó al recinto, no se sorprendió al encontrar a su marido esperándola con una expresión agria.

Al atravesar las grandes y pesadas puertas, fue escoltada por uno de los lacayos de Nik, que le informó que la esperaba en su oficina para hablar con ella.

Girando los ojos, Astrid despidió a Eve con una sonrisa tranquilizadora, diciéndole a la morena que la vería más tarde esa noche en el baile antes de ir a la oficina de Nik.

Nik estaba sentado en su escritorio, el papeleo estaba esparcido por todo el escritorio, su escritura extremadamente impecable se esparció por los rollos de pergamino.

Enviando a su marido una sonrisa sarcástica, Astrid apenas podía ocultar su molestia.

El maldito incidente del perro callejero la había puesto de mal humor, por desgracia para su marido, que probablemente se enfadaría si le dijera algo que la molestara o irritara.

―Me has llamado, esposo. ―Ella se quejó.

Aunque los ojos que adoraba eran serios, notó que sus labios se levantaron con una sonrisa divertida cuando se dejó caer en la silla de cuero frente a él.

Ella asumió que se trataba del incidente del lobo que había ocurrido hace apenas media hora. Las noticias viajaban rápido en Nueva Orleans, y Nik sabía todo lo que pasaba en la ciudad.

―Bueno, estás de un humor de perros, mi amor. ―Él se rió, viendo como ella ponía los ojos en blanco.

Cruzando las piernas, se reclinó contra la silla de cuero, con la mirada fija en su oficina.

No era frecuente que entrara en la habitación; era el espacio de trabajo de Nik; nada excitante ocurría dentro de sus paredes. Se usaba principalmente para reuniones y cuando Nik planeaba silenciosamente algún tipo de plan diabólico.

―Sí, bueno, he tenido una mañana bastante problemática, lo creas o no. ―Ella respondió mientras Nik fruncía el ceño.

Inclinándose hacia adelante, apoyó sus manos en el escritorio, arqueando las cejas. ―Según he oído, Dante Guerrero se apresuró a Ilamar. ―Sus ojos se dirigieron al teléfono del escritorio, poniendo los ojos en blanco al mencionar al lobo mientras Astrid se inclinaba repentinamente hacia adelante.

(Pausada) wιcĸed gaмe ━━ 𝐊 . 𝐌𝐈𝐊𝐀𝐄𝐋𝐒𝐎𝐍  [ESPAÑOL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora