Capítulo Treinta y Nueve

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P.O.V: Douglas Miller

Tomo mis cosas y me acomodó la camiseta, arregló mi cabello y busco mi celular, billetera y llaves.

-¿huyes?-Pregunta con voz adormilada, la miro por sobre el hombro, se sienta en la cama cubriendo sus pechos con la sabana.

-No dije que me quedaria-Respondi. Me acerco a ella y dejo un beso en su frente.

-Tenia fe en cambiaras de opinión-Musita con una sonrisa.

-no ha llegado la que me haga hacerlo-Miro la ventana un segundo, es de madrugada.

-Fue bueno lo que paso-Asiento y me acerco a la puerta.

-Lo fue. Hasta luego-Abro la puerta y ella me hace un ademán antes de cerrar detrás mio.

Bajo hasta la puerta y salgo, subiendo a mi auto, mi celular tiene muchas llamadas de Carolina, De mis abuelos, y mensajes. ¿Piensan que voy a suicidarme?

"-Eres mi bebé, Doo-Acuna mi manos en su mejilla y besa mi frente-y puedo estar grande, cerca o lejos, y siempre estaré aqui-Señala mi pecho-y aqui-Toca mi frente.

La miro con una sonrisa. Mi mamá es la más hermosa.

-Te amo, mamá-Exclamo.

-Lo , cariño, yo también te amo-Responde con una sonrisa"

Conduzco con si voz sobre mi, en mi cabeza ronando hasta la última vez que los vi, cada momento, las risas, las lagrimas, todo.

"Le muestro mi cuaderno y el lo analiza con orgullo.

-Esto está excelente pequeño-Espeta entregandomelo y desordenado mi pelo.

-¿Me comprarás el video juego que pedí, papá?‐Pregunto sujetando mi cuaderno

-Si sigues así de excelente tendrás ese y muchos más-Toma de su café.

-¿Papi?-Llame y el alzo su mirada hacia mi-¿Seré como tu?-

Deja el periódico a un lado y me sonrie.

-Serás mejor que yo, Douglas, mucho mejor"

Me estacionó frente a mi casa y salgo dando un portazo, camino hasta estar en la puerta.

Ella lleva seis días aquí y yo no se como no he vomitado o marchado de aquí. No tolero verla en la cocina, en la sala, en el jardín, en la biblioteca, no tolero verla.

Entro y me encuentro con la sala fundida en la oscuridad, pero rápido se ilumina y deja ver a una carolina en bata de dormir que se acerca a abrazarme.

La alejo.

-¿Donde estabas? Me tenías asustada-Pregunta retrocediendo.

-Estaba por ahí, no soy ningún niño pequeño, Carolina ni tampoco un jodido suicida-Gruño.

Odiaba que me tuviera lástima y tratara de supervisarme como si fuera a lanzarme de la ventana de mi habitación o cortar mis venas. No soy un jodido suicida.

-Se que no lo eres pero se que duele este dia-Contesta, paso a su lado y me encuentro a la que faltaba.

-Si, si, duele un montón, buenas noches-Alejo mi mirada y la evado antes de ir a las escaleras.

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