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Show 06

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JungKook se cepilla los dientes —por cuarta vez— y se enjuaga con agua, es suficiente. SeokJin acomoda las sábanas en su propio regazo y cuando escucha que el grifo del baño se cierra, llama a su hijo adolescente, necesitan hablar.

El pequeño JungKook —no tan pequeño de estatura— sale del baño privado de la habitación de sus padres y se sienta en el borde de la cama, escucha un resoplo de su padre omega y se acomoda en el centro de la cama en dirección a su papi.

— ¿Te sientes mejor?

La voz es dulce, pero algo en el interior le dice a JungKook que está en serios problemas. —Sí.

SeokJin quiere cruzarse de brazos, pero mejor oculta sus manos bajo las sábanas, no quiere incomodar a su pequeño, quiere transmitirle confianza y que sepa que puede hablar con él de lo que sea. — ¿Qué fue lo que pasó?

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La casa de los Kim está en completo silencio, algo muy extraño, incluso los vecinos saben que si esa casa está en silencio es porque alguien está en serios problemas o hay un chisme que contar. Tanto los omegas como el padre alfa escuchan tras la puerta de la habitación principal; por lo sucedido con el alcohol, NamJoon tiene prohibido —por el momento— entrar a la habitación y de castigo debe dormir en el sofá. Los seis se mueren de curiosidad por saber qué tanto habla ese par en la habitación, pero SeokJin no lo está haciendo sencillo.

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—Lo siento —se disculpa sincero —, estaba emocionado y no pude decir que no...

SeokJin silencia a su hijo con un movimiento y se cruza de brazos. —Esto es el colmo ¡Niños! —Eleva la voz — ¡NamJoon! Vayan a la cama en este instante.

—Pero papi —se escucha desde afuera de la habitación.

— ¡Sin peros!

Se escucha como los invasores se alejan y SeokJin está satisfecho. —JungKook, no quiero hablar más del tema ¿De acuerdo? —El pequeño asiente —. Lo que quiero saber es porqué saltaste del auto.

—Quería hablar con el señor omega —explica nervioso.

— ¿Y por qué querías hablar con él?

—Porque...

—Porque... —repite para animar a su hijo.

—Quiero verlo —afirma.

— ¿Y por qué quieres verlo?

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JongIn tiene un ataque de risa y después de unos minutos logra recobrar la compostura. —Déjame ver si entendí —dice con rastro de risa y sirviéndose un vaso con whisky —, ese niño —señala la puerta con el vaso —de allá ¿Es tu alfa?

TaeHyung asiente más que avergonzado y se arrepiente de haberle dicho la verdad a su mejor amigo, al escuchar la escandalosa risa del alfa. —No le veo lo gracioso —opina desde su sofá blanco de edición limitada. Se acuesta en el sofá y reacomoda la bolsa con vegetales congelados sobre su cabeza, está a nada de una migraña y la estúpida risa de su amigo es la culpable.

—Es porque no lo entiendes, escucha... tú —bebe el whisky y se sirve otro vaso —podrías ser su padre.

—Lo sé —se apoya en los codos y levanta el torso —, no necesito que me lo recuerdes ¡Malditos Astros!

—Debiste ser un hijo de puta en tu otra vida.

—No olvides que debes conducir de regreso —recuerda al ver la botella de whisky casi vacía.

—Voy a quedarme a dormir —TaeHyung bufa y se acomoda en el sofá obligado por su mejor amigo quien quiere sentarse.

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Es pasada medianoche y JungKook no puede dormir, se siente inquieto, su corazón late desenfrenado y su lobo no deja de molestarlo. Intentó dormirse, pero cada vez que cerraba los ojos la bonita imagen de Kim TaeHyung se proyectaba en su mente.

—Kim TaeHyung —llama con anhelo, se acaricia las mejillas y sonríe al recordar el rostro del omega, necesita verlo y tiene la idea perfecta.

Con sumo cuidado se levanta de la cama y permanece unos instantes de pie, su padre omega tiene buen oído y no debe despertarlo o será alfa muerto.

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La casa está en silencio y debe permanecer así. Llega a los escalones y se sienta en el primero cuidando cada movimiento. Lentamente baja sentado los escalones, es mucho más silencioso de ese modo. Llega al primer nivel y en lugar de usar la puerta principal se dirige al baño.

Entra al baño como normalmente lo haría —sin cuidarse del ruido—, cierra con pestillo y se sube al tanque del retrete, en esa posición espera un par de minutos y baja la palanca con el pie mientras abre la ventana en ese instante para que el sonido del agua cubra el de la ventana; otro par de minutos pasan y no hay señal de su papi ¡Funcionó! Cuenta hasta diez y vuelve a bajar la palanca, el sonido del agua yéndose por el desagüe hace eco —por segunda vez— y aprovecha para salir por la ventana ¡Eureka! Es un maldito genio.

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Las calles, contrario a lo que JungKook piensa, están habitadas, un sinfín de omegas —con ropa reveladora, por lo cual evita verlos— esperan de pie en la acera, y muchos alfas caminan animados con bolsas de papel en las manos —donde cargan alcohol—; JungKook usando toda su capacidad de memoria intenta recordar el camino de regreso a la farmacia, pero está perdido, ni siquiera está seguro de poder regresar a casa, no conoce ese camino, sólo conoce la ruta que suele usar con sus padres.

Cada tanto pide indicaciones y por suerte los omegas son encantadores y lo guían sin problema.

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La puerta de sensor se abre y con ésta una campana electrónica le da la bienvenida. Inseguro camina al mostrador y se encuentra con la alfa quien los ayudó hace unas horas, pero ésta no le presta atención, está usando su teléfono celular. —Buenas noches —llama la atención JungKook y la alfa lo mira de reojo, pero sigue usando el teléfono.

—Buenas noches, bienvenido, los condones tienen un 5% de descuento, los supresores tiene el 25% y las pruebas de embarazo están a mitad de precio —recita de memoria sin ver al chico —, si necesita ayuda no dude en llamarme —termina con una sonrisa forzada.