1. Mal Despertar

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Esta historia contiene temas delicados y trata de tocarlos de forma respetuosa y profunda pero que puede ser detonante, si no crees estar preparado/a para enfrentarla, rogaría dejases de leer.

Cuando el sonido de una fastidiosa alarma comenzó a sonar desde algún lugar de la desordenada habitación, Lexa Woodward que había acabado la fiesta durmiendo boca abajo sobre la áspera y sucia moqueta del suelo entreabrió los ojos elevando la cabeza algo desorientada y no reconoció el lugar en el que se encontraba.

Cosa lógica por otra parte ya que jamás había estado allí y desconocía cómo había llegado.

Escuchó varias quejas por lo bajo y un gemido cerca suyo y noto movimiento, alguien intentaba levantarse para ir a apagar el dichoso chisme.

Lexa volvió a apoyar la cabeza sobre la moqueta y espero hasta que alguien pareció dar con él y golpearlo hasta dejar de emitir ruido, se escuchó un tropiezo torpe y el sonido de una botella de cristal chocando contra otras dos y de nuevo silencio.

Desde fuera los primeros rayos del sol se colaban otorgando una cálida luz mañanera al lugar, y Lexa sintió una mano posarse sobre su desnudo tobillo momentos después de tratar de volver a dormirse.

Intentó volver a abrir los ojos e incorporarse un poco viendo como una chica morena se acurrucaba muy cerca de sus pies, y como un chico rubio se abrazaba a su desnuda cintura bajo una sabana.

Joder, no se acordaba de nada.

Ni siquiera sabía quienes eran esos, solo recordaba haber salido anoche de fiesta con su hermano Ilian a celebrar que al fin la había reunido la pasta suficiente como para pagar el alquiler de aquel mes, y no se iban a ver en la calle con los críos ahora que habían perdido de vista a Gustus, su padre una vez más.

Ontari, otra de sus hermanas saldría en unos días del correccional al que la habían enviado tras destrozar el coche de su profesor, y los mellizos Aden y Maddie sus hermanos más pequeños estarían haciendo de las suyas en casa de algunos de sus amigos.

Si, la vida sin Gustus volvía a ir más o menos bien.

Que coño, la vida jamás les había ido bien pero con él fuera de juego al menos tendrían algo de paz por algún tiempo.

Lexa se llevo las manos a la cara tratando de desperezarse un poco, y al incorporarse quedando sentada en el suelo echo un vistazo a su alrededor.

Ese sitio apestaba a cerveza mala, zapatos mojados y algo que no acababa de identificar aunque bien podría ser olor a rata muerta.

—¿Pero qué coño...?

Había una pareja dormida sobre la cama y parte de las sabanas y las mantas permanecían amontonadas por el suelo. Botellas vacías, vasos plásticos, cajas de pizza con restos de la noche anterior, multitud de prendas de ropa y zapatos y cristales rotos esparcidos por ahí y restos de sustancias que podía identificar desde que tenía más o menos uso de razón aún seguían adornando el pintoresco lugar.

Lexa se llevó la mano a la cabeza sintiendo el frío aire acariciar su desnuda piel y tras unos momentos bajo la mirada hacia su cuerpo.

—Joder —murmuró antes de alargar la mano y coger algo de ropa del suelo tratando de cubrirse un poco.

Alguien murmuro adormilado muy cerca de ella recibiendo una patada y un quejido de quien estaba a su lado, y Lexa se puso en pie tratando de hacer el menor ruido posible.

Desde luego tenía pinta de haber sido un desmadre de fiesta aunque no veía a su hermano por ninguna parte.

Cuando al fin consiguió ponerse en pie a duras penas paso con cuidado por entre los cuerpos allí desnudos y tendidos buscando sus botas y sus cosas, no encontrándolas en un principio.

Una vez hubo salido al pasillo cerro la puerta con sigilo tras de si y se puso la enorme sudadera que había cogido y que le caía a medio muslo y las botas de tacón dando saltos a medida que recorría el pasillo en dirección a las escaleras.

Si, debía de salir de allí cuanto antes y volver a casa.

Bajo los escalones esquivando los vasos plásticos y a la gente que dormitaba en ellos y llego al salón recorriendolo con la mirada. Algo le dijo que su bolso no andaría muy lejos y su instinto no la defraudó.

Lo encontró cerca de la puerta tras el sofá y lo cogió buscando que aún conservase en su interior las llaves, su móvil y el poco dinero que aún le quedaba.

Sorprendentemente todo estaba allí.

Se fijo en algunos abrigos y chaquetas colgadas y tras echar un vistazo al silencioso salón viendo dormir a una chica en el suelo y a otra en el sófa se dirigió a ellos metiendo la mano dentro del primer bolsillo registrandolos a fondo.

Tres minutos después se había hecho con dos carteras y un móvil bastante viejo que deshecho de inmediato devolviéndolo a su lugar.

Cogió el dinero que había en el interior y se lo guardó en los bolsillos de la sudadera antes de volver a dejar las carteras en su lugar, aquella gente no lo echaría en falta creerían que lo habrían gastado la noche anterior o si lo hacían, peor para ellos.

Tras un segundo Lexa se dirigió a la puerta y la abrió saliendo de la casa justo antes de cerrar tras de si viendo la calle algo desierta, y como en la acera de enfrente el cartero que hacía su ronda la miraba con cierta desaprobación y prejuicio.

Ella arqueo una ceja al ver aquella mirada sabiendo del aspecto desaliñado que probablemente tendría y levanto la mano enseñándole el dedo corazón justo antes de terminar de bajar los escalones cruzando el jardín.

—Capullo...

¿Dónde se habría metido Ilian? Esperaba encontrarlo en casa al llegar aunque primero debería saber en que barrio se encontraba y como regresar a casa, posiblemente él ya estaría allí o quizás no, ¿quién sabe?

Lo primero era lo primero, largarse de aquel lugar y encontrar la forma de volver a casa, ya luego le buscaría y le preguntaría que había pasado durante aquella noche.

Alguno de los dos lo tendría que saber, ¿no?

Continuara...

Shameless: Fuck Off The 100 (Parte I) #Wattys2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora