186. No Hará Falta

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Antes de presentarse en el Hospital Shallow Valley donde las hermanas Woodward permanecían ingresadas, Clarke Griffin había decidido acudir a comisaría.

Aún con la resaca que llevaba encima, había sido capaz de realizar dos llamadas a Boston, una al padre de Niylah y otra al Departamento de Policía para el que trabajaba.

Ninguna de las dos habían sido fáciles de llevar a cabo, el dolor de cabeza y la culpa la carcomían a partes iguales y la martirizaban en el interior.

También pensó en dejar un mensaje de disculpa en el contestador de Niylah por lo ocurrido aquella misma noche pero enseguida lo descartó.

No tenía excusa alguna lo que había hecho.

Aquella no era ni de lejos la forma de hacer las cosas, no si no quería dejar un mal recuerdo en la que a partir de ahora sería su ex novia.

Para nada Clarke deseaba dejar fuera de su vida a Niylah hasta ahora ella había sido una persona muy importante para ella, pero si quería que lo suyo con Lexa Woodward funcionase iba a tener que hacerse a aquella idea.

No porque Lexa lo quisiese o fuese a exigírselo, por suerte para ella lo único que Lexa le había pedido era que aclarase su situación si realmente quería estar con ella y esta era la mejor forma de demostrarle que Niylah ya no ocupaba su corazón aunque siguiese formando de algún modo parte de su vida.

Era complicado.

Complicado lo que sentía, complicado lo que vivía. Lo mucho que se jugaba al decidir renunciar a todo cuanto se había imaginado que sería su vida cuando al fin regresase a Boston con ella. El temor que le daba embarcarse en una nueva vida sin seguridad alguna de que todo fuese a salir bien...

Joder, si que lo era.

Era jodidamente doloroso y complicadísimo.

Lo bueno de tocar fondo solía recordarse a si misma es que ya solo se podía ir hacia arriba, y las palabras de Raven la habían hecho despertar, reaccionar de la forma que solo ella conseguía que hiciese.

Espabilar.

Tenía claro lo que ocurriría de no hacerlo, perdería a Lexa definitivamente y con razón. Y desde luego no quería aquello.

Ahora tenía que arreglar las cosas con Raven y hacer lo posible por mantenerse al lado de Lexa por muy mal que se pusiese todo, ella le debía eso y desde luego, alguien como Lexa Woodward no merecía menos.

Cuando alguien apoyó la cadera sobre el escritorio sobre estaba cumplimentando y firmando algunos documentos, Clarke Griffin levantó la vista entrecerrando los ojos cuando la silueta se reflejo a contraluz con los blancos fluorescentes del techo.

—Anders me ha llamado —dijo Charmaine Diyoza mirándola con el ceño fruncido—. ¿Cómo es eso de que te quedas? ¿Primero Raven y ahora tú?

Clarke que volvió a bajar la mirada a los documentos mientras firmaba otro de ellos hizo un gesto de hombros.

—Ya ves, debe ser está ciudad que nos tiene encandilada —replicó ella con cierta sorna sin demasiadas ganas de cuestionarse en aquel instante nada más.

Diyoza que llevaba muchos más años que ella en el cuerpo frunció el ceño aún más al oírla hablarle así y cogió el montón de papeles de la mesa echándoles un ojo a los que ya había firmado.

—¿Seguro que queréis arriesgaros tanto por unas tías a las que apenas conocéis? —preguntó Diyoza quedándosela viendo—. No me malinterpretes, conozco a Lexa y también conozco a Octavia y sé que no son mala gente, o al menos no la clase de mala gente con la que solemos tratar, Clarke pero... pero creía que tú y Raven... que os labraríais un buen futuro en Boston con nosotros. No quiero que perdáis la oportunidad por precipitaros.

Clarke que levantó la vista al oír eso último se echo hacia atrás en la silla y se la quedo mirando.

—Diyoza, te agradezco tu preocupación por nosotras pero Raven y yo crecimos sin una madre, no necesitamos una que nos diga lo que hacer ahora, no te ofendas —respondió con cierto resentimiento y sarcasmo ella.

Diyoza que se la quedo viendo largamente barajando la posibilidad de decirle algo más, simplemente dejo los papeles frente a ella y señalo con el dedo uno de los espacios que Clarke no había visto.

—Falta una firma ahí.

Clarke que bajo la mirada al papel fijándose en el espacio que había pasado por alto, se dispuso a firmarlo agradeciendo en cierta manera que Diyoza no le insistiese viendo a Diyoza levantarse de reojo.

—Cuando los tengas, déjalos sobre mi mesa —fue todo cuanto dijo Diyoza disponiéndose a ir hacia el despacho que ocupaba junto a Anders—. Yo me haré cargo de todo hasta que Anders vuelva.

Clarke que la vio alejarse un poco trago, antes de hacer un gesto.

—Gracias, Charmaine...

Diyoza que se detuvo al oír aquello, volvió ligeramente la cabeza no esperando oír eso de la joven y orgullosa policía e hizo un gesto.

—Por todo.

Diyoza que detestaba los sentimentalismos y odiaba en cierta manera las despedidas, siguió andando hacia el despacho no pudiendo evitar medio sonreír para si.

Tanto Clarke como Raven eran cabezotas, tercas, impulsivas y pasionales como ellas solas y si habían tomado una decisión en firme, Diyoza sabía que nadie las podría detener.

—Si la cosa sale mal, no olvidéis que siempre tendréis un lugar en Boston al que volver, solo dadme una llamada, ¿vale?

—No hará ninguna falta, Diyoza —repuso Clarke agradecida y algo más segura de si misma con la situación—. No saldrá mal.

—Eso espero...—fue lo último que escuchó decir a la veterana policía antes de cerrar la puerta de su despacho tras de si para ocuparse de su trabajo y del de Anders.

Continuara...

Shameless: Fuck Off The 100 (Parte I) #Wattys2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora