59. Reunión

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Aquella noche Octavia Blake había salido más temprano de casa de lo habitual. Quería llegar con tiempo de sobra al Red Sky para poder prepararse, vestirse y maquillarse con tiempo antes de comenzar la noche en el club.

De algún modo sabía que iba a tener que emplearse a fondo si pretendía ocultar los rastros de angustia, tristeza y preocupación vividos aquellos últimos días bajo capas de maquillaje y complacientes sonrisas.

Había decidido no llevar su coche aquella noche porque la idea de conducir tan temprano después de haber pasado tantas horas metida allí dentro no le agradaba demasiado. Era de lo más común acabar de una forma u otra tomando alguna copa de más, por lo que no le parecía demasiado prudente y más viviendo a un par de calles de allí.

Conocía aquel entramado de calles y callejones como la palma de su mano, el Red Sky ocupaba un lugar de honor en Eden Street, una de las calles más alternativas de Scranton Crow. Los locales colindantes eran bares, pubs y algunos negocios de tatuajes, también había un restaurante hindú, otro chino y otro de comida mexicana.

El resto de edificios solían ocupar sus oficinas de día, o permanecían precintados y abandonados desde hacía ya demasiado tiempo.

A medida que se acercaba al estacionamiento del Red Sky para acceder a la puerta trasera por donde normalmente entraban las chicas y el resto de personal, Octavia tuvo una mala sensación, una especie de mal presentimiento y no supo bien porque.

Tal vez solo fuese la tensión acumulada o el estrés de los acontecimientos, fuese como fuese esperaba que aquella sensación desapareciese antes de empezar.

Normalmente se blindaba completa y mentalmente antes de acceder al club, sus problemas debía dejarlos fuera de allí y resultar lo más coqueta, atractiva y encantadora que pudiese para convencer a clientes y usuarios del club de consumir lo más posible y dejarse la pasta tanto en las tarimas de baile como en las mesas y reservados de la zona VIP.

El Red Sky ocupaba un edificio entero con varias zonas, plantas y salas diferenciadas que cada noche atraía a multitud de gente de lo más dispersa. Lo mismo podías encontrar a un par de estudiantes recién graduados, que a un ejecutivo, a un banquero o a un aburrido padre de familia con cuatro hijos y mujer esperándole en casa que podías encontrar algunas chicas con ganas de diversión después de un aburrido día de trabajo, algunas doctoras o policías con exceso de efectivo en las tarjetas y mucha soledad que paliar que a alguna gran ejecutiva de paso por la ciudad.

El dinero era el dinero y mientras lo gastasen allí dentro ya fuese en bailes privados, sexo, alcohol o drogas a ella no le parecía nada mal. A final de mes, era parte de ese dinero el que llenaba sus bolsillos y el que le permitía sobrevivir un mes más.

Con el tiempo había aprendido a diferenciar una cosa de otra, un cliente de otro y a rechazar u aceptar según que cosas en el club.

Como era habitual, Octavia había accedido por la parte trasera del club saludando a un par de chicas que llegaban justo a su vez para también comenzar su noche allí y a Cassius, uno de los robustos y fornidos tipos encargado de la seguridad de las chicas.

En cuanto se dirigió hacia la zona reservada para los camerinos de las chicas la cual contaba con innumerables roperos llenos de sugerentes prendas y sofisticados pero sexys vestidos, tocadores luminosos y tanto maquillaje como se podría encontrar en cualquier tienda especializada, Octavia dejo su bolsa en el suelo junto a su tocador y se dispuso a deshacerse de su chaqueta para comenzar a prepararse cuando una mano se poso en su hombro desde atrás.

En cuanto se volvió, encontró a Charmaine Diyoza apartando la mano de su oído tras haber recibido una orden directa de Becca a través del intercomunicador y saludo a Octavia con un gesto de cabeza entregándole una percha con un largo, ajustado y precioso vestido color rubí abierto por un lateral.

—Eh, Octavia, Becca quiere que te de esto —le dijo Diyoza nada más volverse Octavia—. Quiere que vayas a verla a su oficina cuando te cambies, te está esperando.

—¿A mi? —preguntó un poco desconcertada Octavia—. ¿Por qué? ¿qué pasa?

—Russell está aquí —contestó Diyoza sin más señalando con el dedo hacia arriba—. Por lo visto espera a un socio importante para una reunión y te quiere presente.

El rostro de Octavia cambió al escucharla ya que la reunión en teoría iba a ser mañana y supo que Becca le había mentido para que viniese tranquila y relajada esa misma noche.

—Puta mentirosa... —siseó Octavia por lo bajo al coger de mala gana el vestido.

Diyoza le dedicó una pequeña sonrisa de animo y continuó haciendo su ronda por el resto del club.

Continuara...

Shameless: Fuck Off The 100 (Parte I) #Wattys2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora