184. Reacciona

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Por suerte para Clarke Griffin, Raven Reyes su mejor amiga y compañera, había ignorado sus suplicas de llevarla a casa ahora que vivía con los Woodward, y la había llevado directamente a la suya, porque los pequeños de los Woodward no tenían porque soportar sus insensateces ni las malas consecuencias de sus acciones.

De algún modo, dentro de toda aquella vorágine de alcohol y sentimientos sin sentido, Clarke sabía que había metido de lleno la pata, y que Raven tardaría en perdonarla por las cosas tan terribles que sin merecerlo le había dicho.

En el fondo ella no quería lastimarla. No quería hacerle ningún daño y mucho menos de aquella detestable y cruel manera, pero se lo había hecho.

Ahora sentía que todo se estaba saliendo de control y que nada tenía el más mínimo sentido, cosa que la aterraba como nada.

Su vida de un momento a otro se había desmoronaba por completo, y la culpa era suya y solo suya por ello.

No había sabido hacer las cosas bien y sin quererlo había causado mucho más dolor del necesario a las personas que le importaban.

Se sentía triste, impotente y de algún modo, desamparada.

Exhausta y agotada como nunca antes había estado.

Todos aquellos sentimientos que había tenido que enfrentar en el restaurante al reencontrarse con Niylah después de semanas sin verla, todo lo que había ocurrido con Lexa en el hospital, lo que había enfrentado los últimos meses en el trabajo, la idea de casi haber perdido a Raven a manos de un desalmado, quizás había sido demasiado para ella y quizás y solo quizás, al fin había ocurrido lo que tanto había temido hasta ahora, lo que sabía que en algún momento pasaría.

Clarke Griffin había tocado fondo y ese era un sentimiento difícil con el que lidiar.

Se sentía terriblemente cansada y agotada, abrumada por la intensa necesidad de recuperar el más mínimo control sobre su vida, y sobre todos esos temores e inseguridades que la asaltaban a cada momento.

Había perdido a Niylah, había estado a punto de perder a Lexa, y Raven por poco había muerto a manos de una escoria desalmada que bien podría habérsela arrebatado en un momento y de la peor forma posible.

Había perdido el hogar que estaba construyendo con Niylah, iba a renunciar a su trabajo en Boston para embarcarse en una nueva vida con Lexa y con los Woodward sabiendo la de problemas que implicaba eso, e iba a dejar atrás todo cuanto conocía para permanecer a su lado con la idea de que aquello fuese para siempre.

Si aquello no salía bien, si definitivamente perdía la poca seguridad que tenía en su vida, si se tambaleaban todos esos cimientos que tanto le había costado poner en pie, sabía que de algún modo ella se perdería completamente, y la idea de que eso pasase, se le hacía insoportable.

Creía que estaba preparada para afrontar toda clase de situaciones pero quizás no era así. Quizás solo se había estado engañando al respecto y estaba tan asustada o más que como se sentía.

Y ahora estaba arrepentida de la forma en como había actuado al respecto.

Había gestionado todo tan mal, tan inconsciente y vagamente que ahora se sentía avergonzada por ello.

No había estado a la altura de las circunstancias ni con Lexa, ni con su familia, ni con Niylah, ni con la suya que era Raven.

Había volcado toda su frustración, toda su rabia, su impotencia y su ira con ella sin siquiera merecerlo y eso la convertía en el monstruo egoísta y detestable que no quería hacer.

Tenía que disculparse con ella, tenía que disculparse con Niylah, con Lexa, con todos...

Llevándose las manos a la cara sentada en el sofá del salón de Raven se hundió entre sus hombros mientras el aguijón de la resaca comenzaba a punzar con fuerza sobre su cabeza.

El contundente golpe que Raven le había dado, la había hecho poner los pies en tierra de una forma que hasta ese momento no creyó posible y la había hecho recapacitar.

De hecho, lo necesitaba.

Mientras Clarke se dejaba caer hacia atrás y dirigía su borrosa mirada al techo, noto las lágrimas agolpándose lentamente en sus ojos instantes antes de sacudir la cabeza.

—Maldita idiota egoísta... —se maldijo al sentir como se le caían las lágrimas justo antes de deslizar el dorso de la mano por la mejilla apartándose las lágrimas algo molesta y furiosa consigo misma por aquella mediocre actitud autocompasiva—. Reacciona Clarke, vamos... no puedes seguir así... no puedes hacerte esto...

Tan solo necesitaba calmarse un poco, reflexionar acerca de todo cuanto estaba pasando y tomarse unos instantes para recapacitar y asimilar que su vida ya nunca más sería tal como la conocía y tendría que aceptar de una vez por toda, que todo iba a cambiar.

Continuara...

Shameless: Fuck Off The 100 (Parte I) #Wattys2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora