17. La Tía O

896 187 137
                                    


Unos suaves golpes continuos en la puerta hicieron que Octavia Blake que estaba sentada en el suelo con la cabeza apoyada en el sofá se sobresaltase ligeramente.

Seguía aún vestida con la ropa de la noche anterior, un par de jeans ajustados y un top negro el cual tenía algunas arrugas a esas horas de la mañana. Sus zapatos de tacón permanecían tirados sobre la alfombra, y la mesa había sido apartada hasta acabar cerca de la ventana.

En su lugar entre el sofá y la mesa de la televisión habían varias mantas tiradas y algunos cojines y almohadones, en realidad todos los que Octavia tenía por la casa.

Kaylee, estaba dormida boca arriba sobre aquel tumulto de mantas en el suelo, agarradita con su pequeña manita a una esquina de uno de los almohadones que la rodeaban como una fortaleza inquebrantable y se había dormido hacía un rato llorando.

Octavia volvió a escuchar la puerta, y por un momento creyó que se lo estaba imaginando porque estaba verdaderamente agotada, y estaba intentando desde hacía rato permanecer despierta y no quedarse dormida para poder vigilar a la niña.

Cuando tras unas milésimas de segundo se dio cuenta de que el sonido era real, parpadeo y se dispuso a levantarse para ir a abrir y que aquel molesto sonido cesase echando un fugaz vistazo a la pequeña.

Se dirigió a la puerta casi de espaldas sin apartar sus ojos de ella en todo momento y cuando estuvo lo suficientemente cerca la abrió.

En cuanto la cadenita de la puerta se tenso, Ilian que miraba hacia la calle volvió la cabeza hacia la estrecha apertura de la puerta viendo asomar el cansado rostro de la chica.

—¿Ilian? —murmuro desconcertada ya que no esperaba a nadie allí—. ¿Qué... qué haces aquí?

El rostro de Octavia cambió súbitamente y la preocupación la invadió por completo.

—¿Ha ocurrido algo? ¿Es... es Lexa? ¿ella está bien?

El mayor de los hermanos Woodward movió ligeramente la cabeza sosteniendo una caja grande entre las manos esforzándose porque esta no se le cayese de las manos y asintió un tanto confuso al verla así.

—Si, ella está bien. Creí que... bueno, que te habría avisado de que me pasaría por aquí.

Octavia cambió el rostro a través de la apertura de la puerta y volvió a mirar inquieta el tumulto de mantas en medio del salón antes de empujar la puerta hacia delante para poder retirar la cadenita y abrirla del todo.

—Perdona, es que... no sé...no sé donde tengo mi teléfono... —se disculpó ella un poco aletargada por el sueño apartándose un poco de la puerta para permitirle entrar—. He... he debido de perderlo por algún lado.

Ilian que nunca antes la había visto actuar de aquella manera, se preocupo bastante al verla así y se dispuso a entrar con la caja.

—¿Estás bien? —se atrevió a preguntarle fijándose en que el salón parecía bastante desordenado fijándose después en todas las mantas del suelo y las almohadas que parecían servir de improvisada cuna.

—Si, si solo... solo estoy un poco cansada, solo eso —se disculpo ella apartándose ligeramente viéndole entrar llevándose la mano a la cara verdaderamente agotada.

—¿Esa es Kaylee? —se preocupó aún más Ilian al verla tendida en el suelo sobre las mantas antes de dejar la caja junto a la escalera—. ¿Por qué está ahí?

Octavia que cerraba la puerta en ese momento tras echar un vistazo a la calle, sintió sus ojos humedecerse ligeramente y la voz quebrarsele sintiéndose la peor cuidadora del mundo.

Shameless: Fuck Off The 100 (Parte I) #Wattys2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora