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|Sé hombre Asher|

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Tres días.

Dash desapareció de nuevo durante tres días.

No hablamos en ningún momento... hasta la madrugada de su última noche de escapada.

—¿Hacemos algo cuando estés libre? —pregunto de forma directa cuando conteste.

No hubo un «Hola» o algún indicio de enojo en su voz, era como si nuestra pequeña discusión nunca hubiese ocurrido. Lo dejé pasar. Después de todo, si ella ignoraria el tema, ¿por qué yo no?

—Me parece bien...

—¿Quieres ir al mirador?

Aunque fingieramos que nada pasó, podía sentirse una leve tensión entre ambos.

Suspire, refregando un poco mis ojos. Eran las dos de la madrugada, y en unas hora debía volver a levantarme para ir a la pastelería.

—Dash tengo trabajo en unas horas —la escuché bufar—, además como voy a ir, a esta hora no hay autobuses circulando.

—¿Qué pasó con el Asher arriesgado? Podrías traerlo de vuelta, es que en serio lo extraño —habló con sarcasmo.

—Solo intento hacer las cosas bien, necesito el dinero.

—Entonces pasaré mañana por ti al terminar tu turno —afirmó con convicción—. Descansa traga nubes.

—Descansa pequeña troll.


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Me dediqué a quitar el centro de los cupcakes para añadirle relleno, luego Zoe los decoraba, pues a diferencia de mi, ella si era una experta en temas de repostería. Éramos un buen equipo.

—Asher... ¿Asher, estás escuchándome?

Negué saliendo de mi ensimismamiento, por alguna razón no podía evitar escabullirme entre mis pensamientos.

—Lo siento Zoe, ¿qué decías?

—¿Te sientes bien? Estas extraño —sus ojos me escrutaron de arriba a abajo.

—Si, si... no hay de que preocuparse, solo...

—¿Problemas de amor? —curioseo en tono cantarín, moviendo sus cejas de forma pícara.

No pude evitar reír.

—¿Qué? ¡No! ¿Qué te hace pensar eso?

—¡Oh, vamos! —exclamó divertida— La chica del otro día y tu actitud extraña, ¡es más que obvio!

—Zoe, es solo una amiga. Nada más.

—Una amiga que te hace actuar como tonto. ¡Debiste ver tu cara cuando vino a buscarte! ¡Te la comías con la mirada!

—Chicos necesito más cupcakes en el mostrador —ordenó Nick interrumpiendo los divagues de su gemela.

Tome la bandeja que ya estaba lista y salí de la cocina, no sin antes recibir una mirada de «No hemos terminado» por parte de la castaña.

Evadí el tema el resto del día, hasta que mi turno finalizó. Una vez más el auto de Dash esperaba fuera, tomé mis cosas dispuesto a irme, pero un brazo me detuvo.

Asher y DashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora