|13|

73 10 1
                                    

|Fue un placer hacer negocios contigo|

.
.
.

Era domingo por la mañana cuando desperté en una cama que no era mía, mientras bostezaba los recuerdos de la noche anterior se reprodujeron en mi mente como si de una película se tratase; los gemidos de Lilith, su cuerpo desnudo, la forma en la que sus brazos se apegaban a mi espalda... sus besos.

No podía negar que había sido estupendo. Pero no lo reconocería en voz alta.

Me levanté con cuidado de no despertarla, el cabello pelirrojo le caía sobre el rostro y el cobertor cubría su desnudez. Tome la ropa del suelo y tras vestirme busqué mi teléfono en la mesa de noche, lo encendí para ver la hora y fue entonces cuando descubrí que no era el mío sino el de Lilith. Estuve a punto de dejarlo sobre la mesa nuevamente y tomar el correcto, y digo a punto porque en la barra de notificaciones hubo algo que captó mi atención.

Un mensaje.

Era de un número no registrado pero la palabra oráculo podía leerse en la línea de muestra. Deslice la barra de notificaciones para poder leerlo sin necesidad de abrirlo.

El idiota de Oráculo ya no quiere darnos información, depende de ti ahora.

La pelirroja se removió en la cama, dejé todo como estaba y salí de allí lo más rápido posible. Agradecí que me hubiese enviado la grabación la noche anterior.

Mientras caminaba fuera del edificio mi cabeza era un lío lleno de dudas y posibles teorías, tome un taxi pues quería llegar lo más pronto posible a casa.

—Necesito que hablemos —pidió Violeta al verme atravesar el umbral.

—No tengo tiempo, tal vez después.

Necesitaba ducharme y sacar el perfume de la pelirroja de mi ropa, pero antes hurge en el refrigerador buscando algo de comer, mi sorpresa fue enorme al verlo lleno.

—¿De donde salió todo esto? —indagué a mi madre.

—Fue Paul —fruncí el ceño al escuchar ese nombre—... te juro que me negué a recibirlo pero es demasiado terco.

—No comeré nada que venga de él —espeté irritado.

—Asher —la ignoré y camine en dirección a mi habitación—, Asher escúchame. ¡Asher!

Cerré la puerta con seguro, dejándola fuera. Golpeó repetidas veces pero no pensaba abrirle.

Saqué mi teléfono del bolsillo y escribí un rápido mensaje a Zeus.

Cafetería en 15 minutos. Es importante.

Tomé una chaqueta y salí por la ventana. Me ducharía después.

Por suerte cuando llegué él ya estaba ahí, en la mesa de siempre, ocultándose de las pocas personas que había. Nos reuníamos allí pues los dueños habían sido amigos de sus padres. No corría tanto riesgo, ellos no lo delatarían.

—Habla.

—Estoy hambriento —me quejé.

Bufó y alzó la mano para llamar a la camarera.

Parecía el hermano mayor cabreado porque debía asegurarse de que su fastidioso hermano pequeño se alimentara.

—Bienvenidos, ¿qué van a pedir?

Sonreí. La chica era linda y el uniforme no le quedaba nada mal... además tenía lindas piernas.

—Eh, quiero un sándwich un expreso mediano y por último un brownie.

Asher y DashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora