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|Ambos queremos esto|

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Aunque Dash consiguió relajarse, la incomodidad se acrecentó en mi pecho al sentir nuevamente miradas sobre mi. Tenían curiosidad, querían saber quién era, de dónde venía, todo, absolutamente todo.

Las chicas bailaban una canción de Dualipa, mientras, yo esperaba en la mesa bebiendo ponche en una copa como si de champán se tratase. Fue entonces cuando alguien tomó asiento frente a mi, otra chica con vestido costoso y peinado perfecto.

—Eres muy guapo —Halago en tono coqueto.

—Eh... ¿gracias?...

Oculte mi nerviosismo dándole otro sorbo a la copa.

—Dime algo, ¿cuánto ha tenido que pagarte Dash para que la acompañaras?

Una sonrisa adornaba su rostro. Era delgada, llevaba el cabello recogido en un alto moño haciendo que sus facciones finas resaltarán. Al igual que su actitud pedante.

¿Tan mala reputación tenía Dash como para que preguntara eso? Sí, así era. Estuve a punto de responder que no me había pagado absolutamente nada —excepto la ropa que llevaba puesta, pero no iba a decírselo—, y que estaba allí porque así lo quería... pero la rubia apareció.

—Aléjate de él Brianna, viene conmigo —Su tono era amenazante.

—Lo sé —afirmó la tal Brianna encarandola—, de hecho estaba preguntándole cuanto dinero recibió por acompañarte.

La chica se levantó de la silla y camino hasta estar a escasos centímetros de Dash. La música se detuvo. Ahora éramos el centro de atención.

«¿Es que todos la odian o qué?»

—¿No te bastó con lo de hace unas semanas? —murmuró Dash con burla.

Estaba fingiendo ser fuerte ante todos, lo vi en sus ojos. Debía detenerla antes de que hiciera algo grave.

—Vuelve a ponerme un dedo encima y te juro que te arrepentirás.

Todos guardaban silencio, escuchando atentos. Ansiosos por la respuesta de la rubia.

—Dash vámonos, no vale la pena —susurre en su oído tomándola del brazo.

A penas reparo en mi presencia me miró nerviosa, estaba rogandome silenciosamente que la sacara de allí. Nos dirigíamos a la puerta cuando la voz de Brianna retumbó en todo el salón.

—¿Estás disponible la próxima semana? —habló en voz alta, dirigiéndose específicamente a mí—, me gustaría que me acompañaras a un evento, puedo pagarte el doble de lo que ella está pagandote.

Las risas no se hicieron esperar.

—No caigas en su juego —volví a susurrarle.

Pero ya era demasiado tarde para eso. Dash se liberó de mi agarré y girandose para hacerle frente a todos, explotó.

—Asher no necesita acompañarte a ningún evento de mierda, eres muy poca cosa para él —la crueldad en su tono me tomo por sorpresa—. Y para que quede claro no es un escorts, es hijo de uno de los colegas de mi padre, tiene tanto o más dinero que tú. Así que busca a alguien más para complacer tus caprichos Brianna, ya que ningún chico quiere acercarse a ti por lo zorra que eres.

Dejando a todos estupefactos —incluyéndome—, avanzó hasta la salida conmigo siguiéndole. Ya en la seguridad de su auto golpeó el volante una y otra vez, yo solo la observaba en silencio. A decir verdad estaba algo decepcionado, no tenía ánimos de hablar.

Asher y DashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora