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|Respuestas|

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Nos encontrábamos en los primeros días del mes de septiembre, era increíble ver cuanto había cambiado mi vida en comparación a dos meses atrás, dos meses desde que Dash y yo estuvimos en el correpcional.

Mi cuerpo descansaba en el sofá mientras terminaba de leer un nuevo libro. Por la noche habría una nueva fiesta clandestina, y a pesar de que no tenía mucho ánimo de asistir debía hacerlo, Lilith de seguro estaría allí y quería saciar mi curiosidad de una vez por todas.

La puerta de la entrada emitió un chirrido. Violeta estaba en casa. Desde mi asiento pude ver como cargaba varias bolsas, al notar que la observaba frunció el ceño.

—Levántate y ayúdame con las compras.

—Porque mejor no llamas a Paul y le pides que te ayude —respondí sarcástico volviendo mi atención al libro.

Nuestra relación madre/hijo estaba en un punto extraño, ya no discutíamos la mayor parte del tiempo, simplemente pasábamos del otro, sobre todo yo. No fui el único que tuvo cambios, Violeta dejó de tomar alcohol y estaba más alegre desde que conoció a ese tipo. Parecía alguien diferente.

—Asher habló en serio —bufo frustrada.

Me levanté de mala gana y le quité algunas bolsas para luego dejarlas en la encimera de la cocina.

—Lo único bueno de que ahora tengas novio es tu nuevo trabajo, uno más decente —me burlé.

No te confundas, el hecho de que intentara ser una mejor persona porque ahora estaba enamorada, no borraría todo lo que hizo en el pasado. Para mí siempre sería la madre con defectos.

Cruel. Lo sé.

—¿Creés que para mi es fácil escucharte hablar de esa forma? —susurro cabizbaja.

Dejó a un lado sus bolsas y se atrevió a mirarme, sus manos acariciaron mi rostro y acomodaron un mechón rebelde que caía sobre mi frente.

Intenté apartarme pero ella no me lo permitió.

—Estás algo delgado Asher —regañó—, deberías desayunar antes de irte a donde sea que vas por las mañanas.

No le había dicho que tenía un nuevo trabajo, llegaba a casa antes que ella por lo que creía que salía durante unas horas por la mañana y pasaba el resto del día en casa.

—Estoy bien así... ya sueltame —me quejé.

—Hace mucho no te veía sin uno de tus suéteres o usando camisetas de manga corta —comentó al ver lo que llevaba puesto.

Me crucé de brazos instintivamente.

—No lo menciones —ordené alejándome de su contacto.

Mi ropa se encontraba en la secadora y al estar solo decidí ponerme lo primero que encontré: unos shorts y remera sin mangas.

Al final terminé ayudándola a organizar todo en el refrigerador y alacena.

—Cariño —mi espalda se tensó, sabía que lo que diría a continuación no iba a gustarme—... estaba pensando en hacer una cena especial, quería invitar a Paul y así tal vez...

—No —sanje interrumpiedonla—, ya sabes lo que pienso al respecto.

—Asher por favor, no es un mal hombre... solo quiero que lo aceptes.

Estuve a punto de gritarle tantas cosas, quería dejarle claro que no pensaba ser partícipe de su relación, que podía hacer lo que quisiera siempre y cuando no me involucrara a mi; pero fui detenido por el cronómetro del secador.

Asher y DashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora