|33|

69 10 0
                                    

|No es la indicada|

.
.
.

—Hola Asher...

Volver a escuchar mi nombre de su boca provocó una punzada en mi pecho. Era real, ella estaba ahí, no lo alucinaba.

—¿Qué haces aquí? —balbuceé sin terminar de creerlo.

Me miró fijamente y volví a sentir otra punzada al contemplar de nuevo esos hermosos ojos. La indecisión se vio reflejada en ellos, pero eso no impidió que volviera a hablar.

—¿Sabes que día es hoy? —interrogó en un murmullo.

Fruncí mis cejas sin entender a dónde quería llegar.

—Doce de octubre, ¿por...

—Hace cuatro meses —me interrumpió—, un martes doce de junio, conocí a un chico increíble en el correpcional ¿sabes?... ese chico, aunque al principio era demasiado serio y odioso —rio limpiando una lágrima de su mejilla—, se ha convertido en alguien muy importante para mí... y... sé que lo he jodido todo... pero no pierdo nada al intentar que me perdone.

Apreté mi mandíbula sin apartar mi vista de la suya, ambos guardamos silencio.

—Asher dime algo —rogó con la voz rota—... por favor...

Eliminé la distancia entre los dos y la envolví en mis brazos sintiendo la calidez que me transmitía su cuerpo.

—Lo siento —sollozó—... en verdad lo siento, he sido una tonta, no te merezco... no te merezco.

Acaricie su cabello y la apreté más contra mí.

—Te extrañé —susurre tomando su barbilla, obligándola a mirarme.

—Y yo a ti.

Sus labios buscaron los míos y no fui capaz de detenerla, correspondí a su beso con la misma intensidad. Tenerla de nuevo junto a mí me hizo sentir completo.

—Asher por qué no has entrado a —Violeta dejo su frase a medias al vernos. Miró de mí a Dash y luego nuevamente a mi—... ¿quién es ella?

—La chica que me gusta —comenté como si nada.

—Es un placer conocerla, soy Dash.

La rubia se acercó a ella y le dio un corto abrazo, dejando a mi madre aún más confundida.

—Violeta —se presentó—, soy la madre de Asher... bien, los dejaré a solas —finalizó volviendo dentro.

—¿Como llegaste a aquí? —pude preguntar por fin— Y a esta hora, Dash es peligroso.

—Ruby me trajo, tranquilo.

Me sonrió acariciando mi rostro antes de volver a besarme.

—¿Me invitarás a pasar o no?

Asentí entrelazando nuestras manos y la conduje a mi habitación.

—Sé que no estás acostumbrada a tanta sencillez pero...

Me calló con un dedo sobre mis labios.

—Lo único que quiero es estar contigo, sin importa donde.

Esta vez fui yo quien busco unir nuestros labios, en un beso ansioso y cargado de deseo. Dash terminó recostada en la cama conmigo sobre ella, mis besos bajaron a su cuello deleitandome con su olor y la suavidad de su piel.

Sus manos tomaron el borde de mi camiseta mangas largas y me observo con duda.

—¿Puedo?

Había una razón por la que siempre ocultaba mis brazos, una razón que me empeñaba en ocultar pues me sentía avergonzado de mi mismo por ello. Pero ya no podía seguir ocultandolo, no a ella.

Asher y DashDonde viven las historias. Descúbrelo ahora