Tequila, Jalisco, México.
No iba a negar que estaba muy nervioso mientras se miraba en el espejo, acomodando su corbatín, tenía años sin usar uno, desde que sus padres habían muerto, pero ahora ahí estaba, con un traje de charro blanco, a menos de una hora para contraer nupcias con el amor de su vida, no podía realmente imaginar el como Hiro estaba en esos momentos, ya que su vientre, o donde se suponía que estaba había crecido un poco, y apenas comenzaba a notarse su embarazado.
Aun recordaba cuando el dijo, si fue una confesión que salió en un momento raro, pero había sido una de las mejores noticias, tendrían un pequeño de los dos, cumpliría uno de sus sueños mas locos, tener un hijo que fuera de ambos.
Termino de colocarse el saco blanco, un ultimo acomodo en su cabello y ya estaba listo para por fin casarse con la persona que tanto ama.
Sinceramente sí años atrás le dijeran que en un futuro se casaría con el hombre de su vida y que estaría esperando a un pequeño, que tendría un trabajo estable, y se volvería dueño de las tierras que trabajo por años, diría que estaban locos, los mandaba a la chingada y continuaría trabajando en la cosecha, porque debían entregar un nuevo embarque.
Salió de su habitación ya listo para dirigirse a la iglesia donde los esperaban amigos familiares, y el padre listos para casarlos.
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En otra habitación se encontraba el japones con sus damas de honor, su corte, sus amigos y amigas que lo ayudaban a terminar de colocarse los últimos detalles, él había decidido, cosa que ni Miguel sabia, solo los presentes en ese lugar, en usar un hermoso vestido blanco un poco entallado, denotando ligeramente sus curvas.
- ¡ME VEO GORDO!
No importaba el hecho de que el vestido lo hacia lucir tan bien y su vientre solo un poco más grande, ya que bueno tenían un aproximado de cuatro meses y medio, y se sentía como si pesara y media mucho más, esto solo provocaba que se soltara llorando, ni, aunque el maquillaje que era muy poco solo para ocultar ojeras y detalles hubiera costado demasiado.
-No es verdad.
Honey intentaba calmar a su dulce cuñado, para que se tranquilizara, ya que con los típicos nervios de casarse y el embarazo podría llegar a sentirse un poco mal, y exagerar demasiado por el hecho de que él se sentía gordo.
- ¡PAREZCO VACA, MIGUEL NO ME VA A QUERER ASI!
-Hiro por favor, hace dos días estabas despeinado tenías dos días sin bañarte, había vomitado por los mareos, y tenias una cara de ogro, y cuando te vio Miguel casi muere de amor, casi besaba el piso por donde caminabas, por favor ese hombre te ama demasiado.
Hiro volteo a verla aun con lagrimas en los ojos, amenazando a soltarse a llorar como magdalena.
- ¿En serio?
-Si Hiro, Miguel te ama demasiado.
Con cuidado se limpió las lágrimas de los ojos impidiendo manchar el maquillaje delicado, y sutil que usaba, y que no se notaran sus ojeras.
-Está bien, ya vamos.
Acomodándose el velo, si para poderlos casar en la iglesia como ellos querían, ya que era algo tradicional en México, y eso Miguel no lo sabía, que se le había pedido a Hiro que se vistiera de novia, bueno, el puso esa propuesta para que el padre los casara y no tuviera problemas, aunque tal vez era una mentira y podía ser considerada como pecado, no era pecado unir a dos personas que se aman, así que habían aceptado.
Todas las damas de honor listas, e Hiro por fin calmado y listo, salieron de la habitación para irse rumbo a la iglesia, si suele ser que la novia llega muy tarde, pero él no quería hacer esperar a su futuro esposo, se escuchaba tan lindo decirle así a Miguel, su futuro esposo, así que se fueron rápido para por fin cumplir con sus sueños.
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Sabor a Tequila ( Higuel )
Roman d'amourDos mundos distintos unidos por un mismo sentimiento, amandose a escondidas por el miedo a que sean separados. Un dulce sabor amargo, que quema la garganta, un dulce sabor amargo que llena el alma. Un dulce sabor amargo que combina perfectamente con...