Capítulo 8.- NO LO SABIA.

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Tequila, Jalisco, septiembre 2018.

Al entrar al baño ninguno de los dos había podido controlarse por más tiempo, Miguel había acorralado al joven, contra la primera pared que miro o encontró detrás de Hiro, uniendo sus labios de manera peligrosa, mordiéndolos, saboreándolos, sin importarles los alrededores, o el aire que seguro después les haría mucha falta, estaba demasiado concentrados en ello, estaban demasiado desesperados por sentirse.

Ambos cuerpos se restregaban, sintiendo la cálida fricción que emanaban, era adictivo, solo querían estar juntos.

Hiro pasaba sus manos por la camisa, esa la primera vez que la traía puesta como se debía, y no queria eso, queria sentir aquella cálida y morena piel, pasar sus manos sobre sus marcados músculos, admirar ese cuerpo.

Miguel tomo las gafas quitándolas del rostro del joven, dejándolas por ahí, no las ocupaban por el momento, miro con detenimiento las pequeñas y delicadas pecas en su nariz, depositando un pequeño beso en cada una, si estaba juntas depositaba varios al mismo tiempo, provocándole risitas a Hiro, risillas que debía ocultar o serian descubiertos, no lo querían.

Aparte él debía controlarse en otra cosa, y si Miguel seguía asi, sabía que no seria posible y su misión de tenerlo como le gustaba era mas importante que los besos en su propio rostro, cuando vio la oportunidad lo empujo, provocando que callera en el área de al regadera, no se detuvo ni un segundo en analizar lo que pasaba, solo se posó sentado sobre las piernas del moreno, una rodilla de cada lado del mayor, el estaba sorprendido por lo que Hiro había hecho pero no lo detuvo, no lo haría, el mismo lo queria, el queria tenerlo, sentirlo.

Hiro comenzó a desabotonar la camisa, estaba demasiado concentrado en ello, que no se dio cuenta que Miguel comenzaba a besarle el cuello, segundos, minutos, horas, se le hicieron al desabotonar la maldita camisa, no queria arruinarla, seria incomodo que entrara y saliera sin camisa de la casa, cuando por fin lo logro, paso sus manos por los anchos hombros, listo para quitarla.

Miguel aprovecho para volver a capturar lso labios del joven, morderlos y pedirles permiso de adentrarse en ello, el cual rapido fue concedido.

- ¿Hiro?

Se detuvieron de golpe, y más por escuchar como tocaban la puerta.

- ¿Estan bien? Es que escuche un golpe fuerte.

Miro a Miguel era su tía, había ido a revisar como estaban, era verdad él había entrado para reparar el baño.

-Si tía, perdona por despertarte, se nos calló el martillo.

No se movían esperando cualquier cosa, pero más les entro el pánico cuando vieron que la perilla de la puerta se movía, y más porque estaba con candado.

-Amor, déjalos trabajar, estan bien.

Ambos soltaron el aire que habían acumulado del miedo, Fernando la había detenido.

-Es bueno que Miguel le enseñe algunas cuantas cosas para que después no batalle.

-Es verdad.

Miguel miro al joven soltando una rosita muda, baya que le estaba enseñando algunas cosas.

-Si señora no se preocupe, su sobrino aprende muy rapido, luego le podrá hacerlo solo.

Hiro se había sonrojado como un tomate, y él lo miraba con una mirada burlona, porque sí que aprendía rapido el joven, bastante.

-Esta bien, y gracias Miguel por cuidar de él, buenas noches a los dos.

-Buenas noches.

Dijeron al mismo tiempo, para luego escuchar pasos lentos y la puerta de la habitación abrirse como cerrarse, bien ahora si estaban solos.

Sabor a Tequila ( Higuel )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora