Capítulo 19.- ESTO QUE CREAMOS.

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Hiro estaba sentado sobre la cama de su cuñada, mirando a la ventana, observando como la noche nuevamente había caído, así pasaba los días desde que había llegado a Londres, no salia de ahí, era el único lugar donde él se sentía seguro, y nadie lo juzgaría, bueno al menos eso sabia Honey.

Ella desde que el llego, lo apoyaba, lo escuchaba y hacia todo lo que podía para que el estuviera bien, y lo había demostrado la noche que el llego, haciendo esa llamada.

¨Ella le había entregado a él, su teléfono celular, Hiro lo tenia en las manos lo miraba, no sabia a que numero marcar, la verdad, no sabia si marcar a la Hacienda y avisar que ya había llegado y todo estaba bien, aunque bueno sabia bien que su familia, se encargo de eso antes, recordó escuchar algo en el taxi.

O hablarle a Miguel, pero dudaba que tuviera su teléfono o se lo hubieran entregado, y el de Marco no lo tenía, nunca se lo pidió por si llegara a tener alguna emergencia, y mucho meno el de Socorro, si con ella hablo muy pocas veces, y en ese entonces ella aun pensaba en salir con él.

No tenía ningún teléfono de alguno de los trabajadores compañeros de Miguel, así que no le quedaba de otra marcar a la Hacienda y con la espera de que le contestara Cuquita, la dulce cocinera que los apoyaba, y quería mucho a Miguel.

-No puedo Honey.

-Pero Hiro...

-Y si me contesta mi tía, o Fernando, y me niegan todo.

-Entonces no quieres saber nada de este... ammm... Miguel.

El joven la miro a los ojos, con un sonrojo en sus mejillas y unas lágrimas comenzando a formar en su mirada triste, con los labios temblorosos, y el teléfono en sus manos que comenzaban a moverse por los sentimientos que lo estaban carcomiento desde adentro, el dolor y la tristeza acumulándose.

- ¿Quieres que lo haga yo?

Coloco una mano sobre las temblorosas de Hiro, calmándolas un poco, quería darle todo su apoyo y tranquilizarlo, porque era lo que ocupaba para que el menor pudiera hacer lo que debía.

-Por favor.

La mujer tomo el teléfono de entre las manos del joven, este un poco mas tranquilo se las entrego.

-Dame el número.

Hiro le dicto digito por digito, junto con la lada de larga distancia, en realidad si esperaba que aquella amable anciana le contestara y no su tía, aunque también quisiera saber de ella, sin importar lo molesto que estuviera.

Honey marco el numero que le dicto Hiro, para colocárselo aun lado de la oreja y escuchar el timbre de llamada, uno, dos, tres timbres, estaba por colgar cuando escucho del otro lado de la línea que el teléfono era descolgado y alguien atendía la llamada.

-Está hablando a la cocina de la Hacienda Santa Cecilia.

- ¿Cuquita?

-Así es, ¿Quién habla?

-Hola señora, buenos días, soy Honey, y hay alguien aquí que quiere hablar con usted.

Antes de que la dulce anciana pudiera hablar nuevamente, Honey le paso el teléfono a Hiro, quien al escuchar que era la persona que esperaba, su mirada cambio de aquella triste y dolorosa a una con un poco de emoción y esperanza.

-Cuquita, soy yo Hiro.

-Mi niño, ¿Cómo haz estado?, te fuiste tan rápido sin despedirte de mí.

Sabor a Tequila ( Higuel )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora