Cap 20

673 103 17
                                    

— Me he dado cuenta, de que no hemos convivido lo suficiente con nuestro yerno— Comenzó la señora Rogers — Así que te haré un par de preguntas, ¿ok?

Tony asintió.

— ¿De dónde vienes?— Preguntó ella, todos miraban expectante a que Tony respondiera. Se sentía en una sala de interrogatorios mas que una cena familiar.

— Pues no lo sé... Lo último que recuerdo desde que tengo memoria, es que no conocí a mis padres. Vivía en Boston, con una mujer que me trataba de la patada y eso— Tony estaba soltando varios aspectos de su vida que no resultaban para nada felices. Su niñez la pasó en ese rancho con aquella vieja que lo maltrataba por cualquier cosa.

[...]

— Cuando me fui, de ese lugar, empecé a cantar en las iglesias y a trabajar ahí de cualquier cosa que necesitaran. Luego en los bares y empezó mi atractivo por la bebida y las apuestas; siempre he tenido mala suerte en esas cosas.

— ¿Por qué?— Preguntó un interesado Joseph.

— Pues porque nunca puedo ganar. Siempre alguien obtiene todo a su favor y me deja fuera.

— ¿Y cómo conociste a pops?— Preguntó María, causando que los protagonistas de la mentira se miraran nerviosos. Aunque Tony decidió actuar.

— Esa es una historia bastante simple; tu padre y yo nos conocimos en una feria de circo, él se veía tan hermoso y  yo estaba alimentando a los elefantes. Estaba tan sumergido mirándolo que uno de ellos defecó sobre mí y no me di cuenta hasta que él desapareció de mi vista— Todos rieron graciosos ante aquella verdad ficticia— Después de ducharme, me acerqué a él y le dije: "Orra" quería decirle "hola" pero eso fue lo que salió del momento.

— Papá, que tonto— Bromeó Johnny. Riendo de lo que él contaba.

— ¿Y qué pasó después? — Intervinieron los gemelos, al mismo tiempo.

— Pues le canté.

— ¿Qué canción?— El silencioso Jarvis, habló.

Tony miró a Steve un momento, examinando sus facciones hasta reparar en sus labios— Preso— Soltó embobado, sin despegar la vista de aquellos belfos rosados y suaves— "Preso, de la cárcel de tus besos. De tu forma de hacer eso, a lo que llamas amor"

El fragmento de la canción abandonó sutilmente de sus cuerdas vocales. Steve también estaba observándolo, con un sonrojo en sus mejillas. Ambos parecen haber olvidado que no tenían ni la mínima idea de quién era el otro, de que todo era un favor. O tal vez querían olvidarlo y creer en la mentira que estuvo contando Tony.

Todos notaron la romántica tensión entre la pareja de casados y sonrieron enternecidos. Desafortunadamente, el señor Joseph fue quien interrumpió el momento.

— Bueno, ya me quiero ir a dormir. Mi espalda duele.

Su esposa le pegó en su barriga, reprochándole.

— ¿Qué? Tengo sueño.

...

Había sido extraño volver juntos a la habitación, no se hablaban. Sólo hicieron su rutina para acostarse.

Aunque Steve quiso hablarle— Tony...

— ¿Si?

— Gracias. Gracias por contar eso, yo... No sé que hubiera podido hacer.

Tony le sonrió — No es nada. Ahora ya duerma, mañana nos espera otro gran día en familia.

— Claro. Buenas noches.

El SinvergüenzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora