Cap 25

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— Vaya, no puedo creer que sigan durmiendo — Expresó un sonriente Steve admirando a su familia regada por la habitación durmiendo en cualquier parte. La posición mas graciosa era de uno de los gemelos apuntando su trasero a la cara de Joseph.

— Han estado muy cansados. Todo el jaleo de esta mañana jugando, gastando toda la energía. Al parecer necesitan recargarse— Decía Jarvis saliendo de la habitación junto a Steve — ¿Dónde está el señor Stark?

— Pues cuando volvíamos la señorita Lee lo llamó, dijo que debía practicar para mañana; la gran noche de navidad — Se sentaron en las sillas que estaban a la vista en el balcón— Tengo algo que contarte, Jarvis.

— ¿Ah, sí?

— Hicimos el amor— Soltó rápidamente, muy avergonzado pero sonriendo con esa timidez que lo caracterizaba. Jarvis también sonrió, y esperó a que continuara— Me llevó a un lugar hermoso, era como un cuento. El y yo estábamos en el lago hablando hasta que de pronto se acercó a mí y me besó— Contaba con suma alegría los lindos detalles que había tenido Tony con él. Jarvis lo escuchaba con atención, alegre por la felicidad que se merecía Steve. Él no era un adivino ni nada de eso, pero desde el primer día que los vio interactuar supo que ellos tendrían algo muy lindo y como iban las cosas hasta ahora no se había equivocado.

— Me regaló un ramo de narcisos antes de volver aquí— Terminó su relato igual de emocionado que desde el principio.

— Me parece maravilloso lo que ha pasado— Tomó la mano de Steve — Disfruta de tu vida con alguien que de verdad valore esto- Señaló su pecho, donde estaba su corazón- Y no sólo cuando abres las piernas— Jarvis no sólo era bueno escuchando sino también aconsejando y diciendo las cosas  con cruda realidad. Steve entendió de inmediato a quien se refería — Steven, aprecia lo que tienes al frente, lo valioso, y deja ir de una vez lo que no sirve. Tal vez la vida te está dando una oportunidad de rehacer tu vida. Ir con Tony, conocerse y luchar por que funcione o ir con Víctor y permanecer por siempre escondido, evitando que te señalen a ti y a tus hijos— Acarició su mejilla — Yo sé que tomarás la mejor decisión porque eres un chico fuerte e inteligente que ha criado a unos hijos maravillosos— Besó su frente, y se puso de pie— Iré a despertar a todos, si siguen durmiendo ahora en la noche van a desvelarse y terminar en una migraña.

Steve le sonrió. Habiendo quedado solo, se puso a pensar en las palabras de Jarvis y como siempre, tenía toda la razón.

— Tony, Tony, Tony...

...

— ¡Muy bien muchachos! ¡Lo hacen excelente! Ahora, vamos todos a descansar. Es bueno ensayar pero no tanto para no llegar cansados al momento de la verdad, así que nos vemos mañana en la noche— Felicitaba un entusiasmado Anthony al grupo de músicos, que ahora se estaban despidiendo de él— ¿Y qué tal estuvimos?

—Fue maravilloso. Su voz es tan potente como la recordaba. Estoy seguro de que mi padre va a quedar encantado con su presentación.

— ¡Muchas gracias! Pero esto también es obra de los músicos que hacen un complemento excelente... ¡Ah! Antes de que lo olvide, señorita Lee, ¿hay alguna joyería por aquí cerca?— Ella lo miró con confusión — Es que quiero comprar un anillo de compromiso.

— ¿Puedo preguntar para qué? ¿No se supone que usted ya está casado?

Él se rascó la nuca avergonzado— Bueno, en realidad Steve y yo no estamos casados. Es una larga historia, pero ahora lo quiero remediar.

— Oh, ya entiendo— Pellizcó su mentón, pensativa— ¡Ah, sí! Hay una, pero está un poco alejada del hotel. Y no creo que estén abiertos a esta hora, ¿qué le parece si usted y yo vamos mañana en la tarde?— Tony asintió— Perfecto, entonces ya sabe. Mañana aquí nos encontramos para ir. Hasta entonces buenas noches, señor Stark.

— ¡Descansa, Mónica!— Muy sonriente se fue a su habitación, a la que compartía con el doncel. Joder, estaba que no cabía de la felicidad.

El SinvergüenzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora