Cap 21

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Al día siguiente, la mañana la pasaron un rato jugando en la piscina, visitando el acuario con distintas variedades de la vida marina; desde tiburones, pulpos, peces payaso, entre otros. Y después de el almuerzo todos se juntaron en la habitación de los niños para ver una película en familia, habían salas de cine pero preferían estar en el calor familiar.

Al final, ninguno terminó de ver la película, todos estaban dispersados en la habitación, dormidos. A excepción de Steven y Anthony.

Que habían salido casualmente al mismo tiempo. Al final, Tony terminó invitándolo a una taza de café que un sonrojado Steve aceptó.

—  Entonces... ¿Qué le gusta hacer?— Preguntó Tony, intentando romper el hielo. Llevaban media hora allí, sin hablar.

— Bu-bueno, me gusta dibujar y pintar— Respondió en un tono bajo, mirando al suelo como lo mas interesante del mundo.

— Vaya. E-eso es genial. Recuerdo que el otro día, en su casa, María me enseñó un cuadro. Dijo que fue pintado por usted, no pensé que fuera tan talentoso — Halagó, sonrojando más a Steve.

— ¿Y qué cuadro era?

Tony se pellizcó el mentón pensativo— ¡Ah! Era de unas manos. Lo recuerdo bien, sí, eran manos. Estaban sujetando un pedazo de piel.

Al escucharlo, Steve se puso mas rojo. Ese cuadro era reciente, de cuando lo conoció. No sabía por qué, pero al día siguiente de haber conocido a Tony, cuando limpió su cuerpo; sintió ganas de pintar sus manos, Steve poseía ese tan anhelado don que pocos tenían: La memoria fotográfica.

Decidió utilizarlo, para recordar con exactitud las manos de Tony. El desconocido que lo abrió de piernas, no para cumplir una banal fornicación, sino para realizar un acto puro y desinteresado. Él había limpiado con agua y su propio pañuelo blanco de gala una impureza causada por alguien que decía amarlo. Steve cerraba los ojos para trazar pinceladas que formarían las manos que curaban su suciedad. Tomando la forma adecuada, iba apareciendo en su mente la seriedad de su rostro mientras cuidaba de él, como lo había llevado a su habitación y discretamente no hubo una palabra más. Steve se sintió un tonto, ni si quiera le había agradecido y tampoco había sido amable con él.

Y al finalizar su obra, decidió dejar un beso sobre esta.

— Tengo dudas. ¿Esas manos estaban sujetando unos muslos?— Interrumpió Tony, el largo viaje entre sus pensamientos vagantes.

— Sí. Estaban haciendo el amor— Soltó inconscientemente. Y al darse cuenta de lo dicho, se tapó la boca.

— Woah. Con que haciendo el amor, ¿eh?

Hubo un gran silencio después de ese pequeño cruce de palabras. Ambos estaban perdidos en sus pensamientos, que se los estaban tragando como un intenso mar en donde el canto de una sirena te deja embobado y decides ir a su encuentro, al final te arrastra a lo mas profundo para comerte.

— Conozco— Comenzó Tony— Conozco un lugar no muy lejos de aquí, tengo una vieja amiga a la que ya no he visitado. ¿Te gustaría acompañarme?— Preguntó rompiendo la formalidad entre ellos, para tutearlo.

Steve le regaló una sonrisa tímida— Claro. Me gustaría.

...

Si eres de esos lectores que se pierden (yo igual, no hay problema) el retrato de Steve es de los primeros capítulos, cuando Víctor y él follan y el desgraciado sólo se va, dejando a Steve sin cuidado.

El SinvergüenzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora