Cap 38

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La tonada estaba llegando a su final, Tony había mantenido casi toda la canción los ojos cerrados sólo imaginándose a Steve junto a él. Pensaba en esos días en el hotel, y también recordó cuando hicieron el amor las palabras de Steve "quiero que te quedes"

Él deseaba con todas sus fuerzas poder verlo, aunque sea una última vez en toda su vida.

Cuando llegaron los últimos versos abrió los ojos y de casualidad, lo primero que vio fue a Steve en la primera fila. Los aplausos, las felicitaciones y halagos de sus fanáticos quedaron a segundo plano todo se había silenciado para él con Steve mirándolo directamente también.

«No puede ser»

De pronto todo se volvió obscuro.

Todo el mundo quedó en silencio después de un jadeo sorpresivo cuando el cantante terminó en el suelo.

— ¡Médico! ¡Un médico!

...

Steve se levantó de su asiento, al ver a Tony irse de lleno al piso del escenario. Quería correr con él y fue lo primero que hizo no sin antes decirle a María que cuide de los demás.

— Disculpe, sólo el personal— Lo detuvo un miembro del staff.

— No, no entiende. ¡Yo debo ir con él! Por favor, se lo pido déjeme pasar— Suplicaba y suplicaba pero sólo recibía negativas hasta que la mujer que cuidó de sus hijos apareció.

— Francis, déjalo pasar— Ordenó ella, de inmediato Steve corrió a agradecerle.

— ¿Y-y Tony? ¿qué le pasó? No entiendo.

Ella puso una mano en su hombro— Cálmate, respira un poco. Nuestro amigo, el doctor Banner lo está revisando. Dentro de poco te dejaré en su camerino para que lo veas, ¿ok? pero conserva la calma, todos estamos preocupados por él pero alterarse no servirá de nada— Él asintió, sin obedecer mucho esa regla, claro que estaba preocupado, alterado, muriéndose por ir con él pero antes haría preguntas.

— ¿Qué eres tú de él?

Pepper caminó unos pasos lejos de él hasta recostarse de espaldas en una pared— Soy su mano derecha por así decirlo, y... Para que mentirte, estoy enamorada de Tony desde que era una adolescente y él alguien mayor— Steve estuvo a punto de decir algo pero ella lo interrumpió — No te preocupes, no soy una amenaza para ti. Amo a Tony y se lo he confesado tantas veces- rió con ironía- pero el me rechazó igual de incontables veces, y justo hace cuatro meses también me contó de ti y de tus hijos, como tomaron su corazón.

— Por eso.. ¿Tú nos diste los boletos...?

— Sí, así es. Tony estaba destrozado, deprimido por perderlos y cuando encontré a tus pequeños mostrándome la foto de él diciendo que era su padre perdido no pude evitar alegrarme y querer ayudar a que ustedes se reencontraran. Yo amo a Tony y por eso quiero que ustedes estén juntos.

— Yo... De verdad, gracias, sin ti yo no habría vuelto a ver a Tony.

— No es nada.

Pronto alguien mas llegó al lado de Pepper — Pep, ya está.

— Steve, puedes pasar yo hablaré con el doctor.

...

Tony estaba mirando a la nada pensando que ya se había vuelto loco, Steve no estaba allí sólo fue una alucinación.

Joder, cuanto deseaba que fuera real.

Escuchó la puerta ser abierta, no le dio mucha importancia a quién entraba, de seguro era Pepper.

— Ya estoy despierto, no me morí ¿ves?

— Sí, que bueno que estás bien— Tony enmudeció ante aquella voz.

«Es oficial, agendaré una cita con un psiquiatra»

Y casi se vuelve a desmayar al ver a Steve, sentándose frente a él en la camilla sonriendo con timidez.

— Hola, Tony.

Éste alzó la mano, para llevarla a la mejilla del doncel— ¿Tú... Eres real?— Preguntó con obvio miedo.

Steve no quiso responderle con palabras, por lo que se inclinó hacia abajo para darle un beso profundo.

Y al separarse, pudo preguntar: —¿Eso es real para ti, Tony?

El SinvergüenzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora