Cap 44

726 98 33
                                    

— ¿Estás nervioso?— Preguntó mientras le acomodaba el nudo de la corbata a su hermoso doncel.

— Lo estoy, llevar a mis hijos a un juicio y que todo el mundo les vea y les juzgue por algo que he hecho yo, me hace sentir mal y avergonzado con ellos—  Tony sostuvo su rostro.

— Mi amor, ánimo. Saldrá bien, y recuerda que todo pasa por algo; si Víctor y tú no hubieran estado juntos y tenido a esos maravillosos chicos yo no te hubiera conocido— Steve sonrió débil con un un leve sonrojo en sus mejillas, Tony dejó un casto beso en sus labios— Iré por los gemelos, tú termina de verte mas sexy de lo que ya eres— Le dio una nalgada antes de salir.

...

— ¿Ya viste sus pechos? ¡Son enormes!

Andrew y Tobey estaban sentados en la cama mirando una revista de Play Boy.

— Sí, sus piernas me gustan mucho.

Tony llegaba sigilosamente detrás de ellos, iba a sorprenderlos pero cuando pasaron la página se quedó igual de sorprendido mirando los hermosos pechos de una linda rubia, después sacudió la cabeza, este no era momento para calentarse. Así que los tomó a ambos de la nuca, sorprendiéndoles— Con que ya son todos unos hombres, ¿eh? Mocosos, vayan a cambiarse y dejen de estar mirando esas cosas que no son del señor— Les dio una nalgada a cada uno, que fueron al armario a arreglarse mientras que él se quedó la revista y aprovechando que no había moros en la costa, decidió dar una miradita.

— Ay, Dios mío... ¡Virgen Santa!... Criatura del señor... — Decía apreciando la desnudez de aquellas mujeres, lo que no estaba dando cuenta era que Steve llegó detrás de él — Mamacita...

— ¡Anthony Edward Stark! — Gritó, sacándole casi el alma del cuerpo al nombrado.

— Mi amor, no es lo que piensas...

El doncel colocó los brazos en jarra— ¿Ah, no? ¿Y qué estoy pensando según tú?

— No, mira es que...- No alcanzó a explicar nada, cuando le arrebató la revista y llamó a Jarvis, que llegó enseguida.

— Jarvis, por favor quema esto y te pido que si ves otra de estas las quemes, ¿ok? Es que hay niños y uno que otro pervertido— Dijo lo último mirando a Tony que le sonreía nervioso.

«Ya me quemaron el entretenimiento»

...

— ¿Qué sigue? ¿Robar autos, nadar con vagabundos? No, niños. La pornografía no es buena, no es de personas decentes— Reñía a sus hijos que estaban sentados en el mueble de la sala, cabizbajos (Con Tony incluido en la charla)

— Lo sentimos, pops— Dijeron los tres al mismo tiempo, enterneciendo al doncel y haciendo reír a los hijos mayores que observaban todo a una distancia segura de mamá oso.

— Bueno ya, es tarde y debemos presentarnos al estrado. ¿Todos listos?

— Sí, pops.

...

Era un momento de completa seriedad, Steve agradeció profundamente que no asistieran muchas personas al juicio todo cortesía de Frank Storm que pidió asistir sólo a los funcionarios mas irrelevantes y el acusado.

Después del respectivo juramento sobre la verdad, empezaron las preguntas — Entonces, Rogers tengo entendido que usted mantuvo relaciones desde su juventud con el señor Von Doom, ¿no es así? ¿puede contarnos sobre eso?

— Sí, lo conocí cuando tenía dieciséis recién cumplidos
[...]
Alrededor de mi segundo embarazo, de Johnny Rogers quien está presente- señaló Steve- fue cuando me enteré que él era un hombre casado...

— Bien, pero eso no lo detuvo para concebir otra vez a sus hijos, gemelos. Si usted ya lo sabía, ¿por qué cede?— Steve dirigió la mirada al tío de Susan, él parecía complacido con aquella pregunta y tenía razón, estuvieron engañando por muchos años a Susan, ella nunca pudo saber la verdad. Por otro lado, Víctor tenía una mirada chispeante de ira, seguramente porque asistió junto a Tony y accedió a las declaraciones— ¿Rogers...?

— Ah, pues usted no pretendería que sacara a mis bebés del vientre, simplemente porque los amo y sí, sé que hice las cosas mal, muy mal. Y hoy delante del juez, sé que no servirá de nada esto pero quiero pedirle disculpas al señor Storm ya que no puedo suplicar el perdón de Susan y que fui un cobarde por no contarle todo cuando pude, quiero decir que yo era un joven inexperto como lo son todos alguna vez y que estaba enamorado de alguien que sólo me apreciaba por mis... Mis piernas abiertas para él, y que también estaba solo, nadie podía ayudarme... Yo de verdad quiero pedir disculpas— Dijo en conclusión de sus declaraciones, con las lágrimas deslizando sus mejillas.

Al ir con sus hijos, éstos lo abrazaron, profesaron su agradecimiento por haberlos cuidado y su amor por él.

Llevaron las pruebas de ADN con el juez, quien las revisó y efectivamente los cuatro niños eran sus hijos.

Hijos fuera de un matrimonio, de un matrimonio por conveniencia del acusado que sólo explotaba la fortuna y herencia de los padres de Susan.

Golpear a un doncel en estado de embarazo, eso le valió una orden de restricción a Víctor.

Y por la extensa fortuna de Susan, todo se le fue arrebatado y concedido al señor Frank Storm.

Cuando Víctor pasaba por el lado de Steve, escupió — Pudimos haber tenido una vida maravillosa juntos.

— Una peor vida, de la que excluirías a mis hijos.

Por fin todo terminó, ya fuera, rumbo a casa Tony besaba con felicidad a Steve de pronto un carraspeo los interrumpió — Tío Frank...

— Me alegro que todos hayamos ganado— Comenzó — Ha sido un placer conocerte Steve, y a tus hijos...

Steve sonrió apenado — Yo... Lo que decía era real...

— Lo sé, hijo.

Tony intervino— ¿Y ahora qué hará?

— Ah, pues donaré esto a causas benéficas que de verdad lo necesitan y pues con mi propio dinero pienso emprender un viaje a México, desde muy joven he querido conocer ese país, pues mi vida se acaba y no pienso morir sin haber conocido a mi paisaje de amor platónico — Sonrió remarcando esas arrugas bien ganadas por el tiempo, palmeó el hombro de Tony ya a punto de retirarse — Mas les vale invitarme a la boda, ¿eh?

— Y a usted mas le vale conseguir una novia con la qué asistir — Bromeó Tony, mirándolo irse en su auto.

Por fin tendrían todos paz y mucho amor.

FIN.

....

Nah, mentira. Todavía no se acaba esto, ya casi pero no, todavía faltan algunas cosas.

El SinvergüenzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora