Cap 26

677 99 27
                                    

Cuando Steve despertó se sonrojó al saber que estaba siendo observado por Tony.

— Buenos días, precioso.

— Bu-buen día.

Notó que la mirada de Tony iba desde sus ojos a sus labios— ¿puedo besarte?

— Sí— Después de aceptarlo, unieron sus labios en un casto beso, aunque empezaban a olvidar la inocencia cuando las manos de Tony fueron a sus nalgas— Tony— Steve dejó ir una suave risa por lo emocionado de su compañero.

— Tu me gustas mucho. Mucho, mucho— Confesaba Tony dejando otros besos por su rostro.

— Tu me encantas— Estaban a punto de volver a hacer el amor cuando escucharon unas voces detrás de la puerta. Ambos se miraron y sonrieron, sería para la próxima.

Tony fue hasta la puerta para abrirla y encontrar a sus "hijos" muy sonrientes— ¡Feliz navidad!— Gritaron los gemelos lanzándose a él para que los cargara.

— No Andrew y Tobey, navidad es a la media noche. Aún no es tiempo— Les explicó María— Buen día, pá y pops— Besó la mejilla de Tony.

— ¿Dónde están los abuelos y Jarvis?— Preguntó Steve desde la cama.

— Fueron a desayunar y a hablar cosas de gente adulta— Bromeó Johnny.

— ¡Cosas de gente vieja!— Dijeron al unísono los gemelos que estaban en cada brazo de Tony. Todos ya estaban dentro de la habitación yendo a hacer un espacio en la cama matrimonial para darle un beso a su pops, incluso Tony que había dormido con él provocando las risas en los mas jóvenes.

— Vamos a desayunar también.

...

Todos hacían alboroto en la mesa, hablando de cualquier cosa. Los gemelos peleando con Johnny para decirle a sus padres que tenía novio, los abuelos discutían sobre política, Tony y Steve sólo estaban mirándose como embobados adolescentes y v avergonzados por  tomarse la mano debajo de la mesa.
Por otro lado, María y Jarvis sonreían ante el cálido cuadro familiar, ella miró a Jarvis y este asintió.

María se puso de pie, con la pequeña cucharilla timbró la copa y todos dejaron de hablar para mirarla. Ella se sonrojó ante tanta atención pero decidió ser valiente.

— Ho-hola a todos, familia. Y-yo... Quería decir unas palabras hoy, antes de la hora de navidad. So-sólo quiero decir que los amo, amo que todos estemos juntos— A María le empezaron a salir sus lágrimas, ya sollozaba— Qui-quiero... Que sea así para siempre— Ella ya no pudo más y se dejó caer en el asiento llorando de felicidad, Steve llegó a su lado para abrazarla y besar su frente.

— ¿Qué esperan? ¡Abrazo familiar! — Ordenó el señor Rogers. Todos se levantaron de sus lugares y fueron con Steve y María para envolverse en un cálido abrazo. Que en verdad llenaba el corazón de todos.

...

Ya en la soledad de su habitación, estaban conversando del pequeño pero adorable discurso de María.

— Ella es fantástica— Dijo Tony que estaba sentado al lado de Steve en la cama.

— Sí que lo es. Todos unidos, tan felices, es un sueño hecho realidad— Recostó su cabeza en el hombro de Steve— Mi amor, hoy es el gran día, ¿no estás nervioso?

— Claro que sí— En realidad, no tanto por el concierto sino por otra cosa.

— Estoy seguro de que saldrá bien— Ánimo Steve.

— Eso espero— Tony miró el reloj en su muñeca y se alejó de pronto, causando confusión en Steve— ¡Ah, mira que hora es! Ya debo irme amor.

— Pero, ¿por qué? ¿Qué los ensayos no eran a las dos?.

— Sí, sí. Pero debo ir a hacer una cosa antes, quedé de reunirme con Mónica para atender unos asuntos con respecto a...— Tony se cortó a si mismo, sólo se acercó para besar fugazmente sus labios e irse dejando a Steve bastante perdido.

...

— ¡Señor Stark, por aquí!— Llamaba Mónica para que la ubicara, Tony fue hasta ella.

— Lo siento. ¿Llevas mucho esperando?

Ella sonrió y negó— Tranquilo, acabo de llegar también. ¿Su esposo no sospecha nada?

Tony sonrió— Estuve a punto de decírselo, menos mal me detuve yo mismo.

Mónica abrió la puerta del auto para meterse — Bueno, ya vamos que se hace tarde.

...

Steve estaba en la habitación recogiendo su ropa para ponerla pulcramente doblada en la maleta, mientras tarareaba una melodía cualquiera. Estaba tan feliz por todo lo que pasaba. Su familia y corazón, completos al fin.

De pronto, un toque a la puerta le interrumpió su tarareo. Steve rió y negó con la cabeza, divertido, seguramente a Tony se le olvidó algo. Abrió la puerta, y su sonrisa se desvaneció.

— Hola mi amor, ¿me extrañaste?

— Víctor...

...

Chan, chan, chaaaan...

Quiero aclarar, que Mónica NO es la villana de esta historia.

El SinvergüenzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora