Cap 33

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— Full de aces con reyes— Finalizó Tony mostrando su victoria en cartas, se escucharon los quejidos de molestia ante la derrota— Vamos, no lloren— Y mientras recogía sus ganancias, una mano lo sostuvo por la muñeca encima del dinero. Tony observó a su lado, Zemo no tenía gesto amable— ¿Qué pasa?

— Hiciste trampa— Soltó de un ladrido, Tony sonrió.

— No me digas. Cuando pierdes limpiamente siempre tachas al otro como tramposo y todos sabemos que el único tramposo eres tú— Golpeaba su dedo contra el pecho de él, si eras un hombre que valoraba su vida no te atrevas a desafiar a Zemo. Después de eso, Tony siguió recogiendo el dinero, pero no pasó desapercibido para los otros jugadores cuando un par de cartas cayeron de su saco— ¿Pero qué...?

— Con que no eres un tramposo, ¿eh?— Una sonrisa venenosa provenía de los podridos dientes de Zemo.

— Y-yo... Yo no hice trampa. ¡No hice trampa! — Retrocedía de espaldas con el botín en manos hasta tropezar con dos grandes hombres— ¡Maldita sea!

...

Lo golpearon tanto como si quisieran matarlo, después lo tiraron a la calle como un perro claro que ellos se quedaron el dinero que limpiamente había ganado. Tony ya conocía ese modo de operar de Zemo y sus hombres, una vez había visto como al protagonista a un pobre extranjero en la misma escena que ahora le tocó vivir.

Estaba sangrando mucho, se desmayó dos veces pero no iba a morir ahí, no señor, ahora debía ser fuerte y echar su orgullo (única cosa que tenía) a la basura también, como pudo se arrastró hasta la cabina telefónica mas cercana.

— ¿Hola?— Respondieron al otro lado de la línea.

— ¿Pe... Pepper?

— ¡Tony, eres tú! Que bueno...-él la cortó antes de que siguiera.

— A-ayuda... Pep-per, ayúdame— Dijo como pudo, le costaba respirar, también las lágrimas comenzaban a resbalar por sus mejillas— Te... Lo suplico.

...

Una semana después

— Anda come algo, preparé está comida para ti. El médico dijo que debías comer bien para mejorar— Pepper estaba ofreciéndole una cucharada de la crema de espinacas que hizo para él, Tony que estaba recostado en la cama le tomó la muñeca para que bajara la mano.

— ¿Qué... dijeron tus padres?— Preguntó con obvia dificultad.

Pepper suspiró pesado, intentó evadir el tema pero Tony insistía en hablar de ello así que por fin se lo dijo — Cuando se enteraron que me llamaste, se enojaron mucho— Confesó decaída, Tony se llevó las manos a la cara, y las restregó con fastidio— No es tu culpa, además sabes que cuentas conmigo siempre— Ella le apretó el hombro.

— Sí, es mi culpa. Yo te traté muy mal, y aún así cuando te pedí ayuda; viniste a ayudarme— El la tomó de la nuca, Pepper pensó que iba a besarla en los labios pero lo que recibió fue un beso en la frente de un hombre que lloraba— Perdón y gracias. Sé que esas palabras no van a pagarte lo que hiciste por mí, nunca lo harán, pero es lo que puedo decirte ahora y sabes que si alguna vez necesitas algo de mí, lo tendrás.

Ella sonrió, tomó la mano de Tony y acariciando con su meñique el dorso, le dijo:— Es lo que una mujer enamorada hace. Yo te ayudaría siempre, Tony.

— Pepper... — Su mano pasó a su mejilla para acariciarla con cariño— Yo...

— Sé que podemos intentarlo y que habrá historia para nosotros, yo tengo esperanza de que pueda gustarte, casarme contigo y-

— Estoy enamorado de alguien mas— Confesó de pronto. Pausando la milésima propuesta de amor de Pepper, la mirada que ella le dio hizo sentir culpable a Tony, los ojos azules con lágrimas amenazantes de salir y el corazón de ella rompiéndose a pedazos otra vez. Pero era necesario decirle la verdad para que por fin pueda dejarlo ir — Amo a alguien más, Pep.

En el silencio de ella, le contó todo lo que había pasado. Al final, sólo pudo limpiarse las lágrimas y fingir una sonrisa que mas bien fue una mueca.

— Entiendo— Siguió restregando su dorso contra los ojos — Aún así, quiero seguir ayudando en lo que pueda. Como alguien que te ama, quiero que dejes de estar borracho y apostando, ahora serás alguien nuevo, tienes que salir adelante Tony y yo deseo hacer parte en ello. Así que no me discutas mas, come y hoy haremos un poco de ejercicio para que te recuperes. Iré a la cocina a buscar el jugo de naranja.

Tony sabía que lo último era una excusa para salir huyendo a llorar con libertad, ya que tenía el jugo de naranja en la mesita plegable en la que trajo el desayuno. Negó con la cabeza, Pepper era una gran mujer y de verdad le hubiera gustado corresponderla pero su estúpido corazón se aferraba al lindo doncel que lo rechazó.

Ahora sólo quedaba obedecer a las palabras de aliento de su amiga, y recuperarse, recuperarse de absolutamente todo.

El SinvergüenzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora