Las voces en el jardín

Capítulo 2: Partes de la diosa lunar

Primera mitad del 2018

Diana Anderson se colocó durante media hora frente al ropero decidiendo que ropa iba a usar para recibir a su novio Allan Myers. Finalmente había logrado convencer a su tía Amelie Chevalier para que le permitiera al joven pasar las vacaciones en la mansión Anderson a pesar de las quejas de la mucama, quien dio un grito al cielo y pasó una hora dando una conferencia a la chica.

-Eres una mujercita en plena edad dorada, no es correcto que un chico viva en la misma casa que una chica cuando no son familia ni están casados. - claramente la mucama tenía opiniones arcaicas.

Diana no deseaba parecer excesivamente arreglada, no era una cita, pero tampoco iba a aparecer el piyama o con ropa sosa y despeinada frente a su novio. Al final optó por una falda violeta con estampado de flores hasta las rodillas, una blusa sencilla blanca con corte halter y zapatos de muñeca negros. Tampoco le gustaba usar ropa muy cara cuando estaba en casa. Inspeccionó su aspecto en el espejo de cuerpo completo que tenía en su habitación. A Diana no le gustaba su aspecto físico: bajita, delgada y con la piel de un blanco enfermizo que resaltaba sus pocas pecas marrones. Lo que sí le gustaba eran sus ojos y corte de cabello. Siempre enmarcados por unos anteojos grandes y redondos negros con bordes azulados, su padre comparaba todo el tiempo sus pequeños ojos con zafiros azul aciano, y decía que las pecas le quedaban adorable de niña cuando su piel tenía una tonalidad saludable. Su cabello era marrón brillante cortado al estilo bob con flequillo. Su cabello era muy diferente cuando era una niña, era idéntico al de su madre: largo con ligeros rizos. No le gustaba parecerse a su madre, así que se lo cortó apenas tuvo la oportunidad. El resultado le quedó de maravilla con su rostro ovalado.

-Señorita, el chico ya está aquí. Su tía lo está recibiendo en el salón principal. - le informó una de las criadas. Diana terminó por colocarse un sombrero flexible negro antes de bajar las escaleras.

Allan Myers era un chico de 22 años bastante guapo, sus compañeras de secundaria lo hubieran perseguido y habrían estado envidiosas de ella. Alto, cabello negro y ojos grises, fue el premio mayor durante su adolescencia. Y su apariencia no era lo único bueno, su personalidad cariñosa, simpática y educada brillaba con él. Sin embargo, como llevaban dos años siendo novios, Diana también conocía sus defectos e historia familiar. Sus padres y abuelos fueron granjeros que apenas se mantenían, hasta que su padre, el señor Howard Myers ahorró lo suficiente para huir de casa y trabajar en una pastelería mientras conseguía dinero para incursionar en el mundo de las inversiones. La mujer del señor Myers falleció de cáncer cuando Allan todavía era un bebé, lo que dejó a su padre tan destrozado que cometió un error con sus acciones. Allan vivió su infancia en casi la pobreza, para la adolescencia las finanzas familiares les permitieron subir a la clase media. Ahora el señor Myers era uno de los mejores inversionistas en el país, pero era muy serio y estricto. Puso una fuerte correa alrededor de su hijo, tanto que él quería que Allan fuera empresario. No obstante, su novio se rebeló estudiando arquitectura, su pasión de niño que inició con el único juguete que tenía: una caja de Lego. Debido a esa correa, el chico tenía una voluntad débil con su padre. Por suerte, su otro padre logró convencer al señor Myers de permitir que su hijo estudiara lo que quisiera. Gregory Johnson, su segunda pareja y ahora esposo, fue un pilar para Howard Myers mientras se recuperaba de la pérdida de su esposa; y era maravilloso con Allan.

Ese día Allan vestía un camisa blanca, chaqueta negra, pantalón gris y una bufanda morada que Diana le compró. En ese momento estaba hablando animadamente con su tía al mismo tiempo que tomaban el té en su sala principal. Su tía, acostumbrada a la moda parisina por ser su lugar de origen, llevaba puesto una falda larga café claro, una blusa blanca, sandalias de medio tacón café y el mismo sombrero que Diana. Su tía tenía la misma habilidad que todos los franceses para parecer elegante y natural al mismo tiempo. Amelie era la copia exacta de su hermana mayor Yvonne Chevalier, la madre biológica de Diana; excepto que ella tenía el cabello muy corto mientras que su hermana lo tenía largo y ligeramente rizado. También tenía una hermana menor, Lorraine, quien vivía en Estados Unidos con su hijo y esposo. Las tres eran hijas de Pierre Chevalier y Sophie Fontaine, fallecidos cuando Diana terminó la primaria.