Capítulo 4: Viaje al otro lado del mundo

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19 diciembre 2018

Diana fue despertada bruscamente por la mucama ese jueves, insistiendo en que tenía que terminar de hacer su maleta. Ella había insistido en que los criados no le ayudaran a empacar, pero había pasado toda la tarde con el Sistema eligiendo la ropa para cada día del viaje. Su vuelo salía a las 11:30 de la mañana, pero el aeropuerto de Edimburgo se encontraba a casi una hora de Perth y había que llegar tres horas antes por el asunto de las maletas y papeles. Por suerte, ella ya no tenía que pasar por migración de menores. Sin embargo, eso implicaba que debía levantarse a una inhumana hora cuando eran vacaciones.

Los criados corrían por toda la casa haciendo mucho ruido y preguntando por absolutamente todo, acabando con la paciencia de su tía Amelie. Como su tía era una persona muy planificadora y puntual, había terminado con las maletas el día anterior. Ella fabricaba piezas de joyería muy lujosas y realizaba viajes hacia otros países todo el tiempo para las exposiciones, por lo tanto, una actividad como empacar era muy mecánico. Diana no estaba acostumbrada a viajar tanto, solo había ido a unas cuantas de sus exposiciones y como no sentía peligro en esos viajes, no seguía pasos mecanizados para empacar, contrario a cuando iba a las secundaria. Bruno era quien se encargaba de alistar todo.

Ese día iban a visitar a sus otros tíos, Charles y Lorraine Brown, y a su primo Jean Paul que vivían en Estados Unidos. Ella y su tía iban a llegar a Great Falls, Virginia, hasta las 9pm, pero Diana preveía que no podría irse a dormir hasta muy en la madrugada. Amaba a los Brown, eran muy divertidos y la consentían de pequeña. Estaba emocionada de volver a verlos. Aunque se escribían a menudo, no era la misma experiencia que verlos a la cara.

-Crescenta, ya cámbiate de ropa y termina de meter la ropa en la maleta. Nos vamos en una hora y aún falta desayunar. -la regañó Bruno.

-¿Puedo llevar algún peluche?

-Vamos a hacer tantas cosas que no tendrás tiempo para jugar con peluches, Emily.

-¿Iremos a Universal Studios y Disneyworld otra vez?

-No. Esta vez iremos a lugares con más naturaleza.

-Quisiera ver otras manadas.

-No sería muy prudente acercarnos a los lobos, Artemis. -señaló Ramsés.

Luego de haber desordenado su ropero el día anterior, Diana se había decidido por vestir una blusa rallada de manga larga, una falda negra, zapatos de muñeca simples y una boina roja. El estereotipo de moda parisina. Los demás alters quisieron escoger ropa que fuera con sus gustos, pero Diana se armó de valor y se negó esta vez. Iban a confesar que tenían TID a su familia, no quería asustarlos aún más con estilos de vestuario discrepantes que no acostumbraban a ver en ella.

Finalmente acabado el equipaje, tomaron un desayuno más pesado que normalmente y la mucama pidió un black cab para llevarlas a Edimburgo. La chica se la pasó dormitando hasta que llegaron al aeropuerto que, para ser las 7:30 de la mañana, estaba lleno. Después de extenuantes horas registrándose mientras escuchaba a Emily hablar sobre todos los turistas recién llegados que se paseaban por el aeropuerto, finalmente ella y su tía pudieron sentarse en una cafetería interna para comer algo y esperar a que llegara la hora de abordar el avión.

-¿Comment tu te sens, Diana?*

-Aún tengo sueño, pero los demás están muy despiertos. Emily no deja de preguntar por la vestimenta y acentos de los turistas.

-No es la primera vez que viajan.

-Es la primera vez que viajamos estando ellos conscientes de nuestro alrededor. Ahora tienen contacto con el mundo exterior. Hace tres años las barreras amnésicas aún eran muy fuertes y antes de eso ni siquiera estaban despiertos. Todo es nuevo para ellos.

Las voces en el jardínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora